alborotada la casa del amor
muy bien, amor, introduzcamos desorden
estrecha ciudad de los ríos
ella, vencida, preparada, tamizada por la música
mareada, pensarás que aún exagero,
será porque perdí todos los filtros,
y las piedras quedaron libres, te amaron bien sujeta
a cada esquina
conociéndote, del fondo del río, corriente como una acera
reclamabas campo abierto una fuga
nocturna acostumbrada ya habías soñado sola
sin olas yace un mar pequeño, sin olas yace tu fachada
sin olas para bañarte al amanecer tu sola,
ajustada, fija y perfecta
sosteniéndote de la plaza por las cuatro esquinas
anónima como en otros tiempos
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