Con el ruido del tiempo, confusos. Ofreciendo el cuello a los gritos. Cuello sobre la mesa cortado. Como experimento de la noche. Como entrega de la carne. Apareciste como crisis siempre. Fugitiva. Para el regazo de la imagen. En tu nuca donde desemboca mi boca encuentro anunciadas promesas. Mientras, en tu cabello dispuesto crece la fiebre.
Con daño de sangre se rompe. Se rompe el cuerpo en su imperfecta noche. Se divierte en filigranas uniendo pequeños granos. Cada cual aporta su belleza mentira. Su abuso. // Te recuerdo con sentido. Tú, la llegada. En el rezo de tu boca. En el despertar. Siempre, en la incoherencia del sufrimiento. Viene a cerrar mis ojos indolentes, con la lentitud de un párpado, entre estas paredes-fuertes, tan pronto como me hiciste mar.
Senso, luego ex-isto como hipó/tesis.
Y entonces se apaga. En ti reverso anverso. Sufro me ceso. En la esperanza. Cruel esperanza inhumana. Primitiva ella desde el origen de los tiempos del hambre que hizo recorrer África. Primitiva, primitivo dolor. De pies descalzos. Mascando raíces y frutos de los fagáceos angiospermas. Raspando la lengua boca. Sus ojos de piedra aún sin sonrisa hacían metáfora de las distancias terrestres. Emperezaron a oír sobre el seco suelo, oreja comprimiendo la tierra, las lejanos pasos de las manadas de los elefantes que caminaban hacia la desembocadura del Nilo.
Senso, luego ex-isto como hipó/tesis.