Entregado a ti como en una casa de juegos prohibidos
sábado, mayo 11, 2013
la última vez que estuve allí, en la grandeza de tus guantes,
en esa fila de tus dedos que me construye,
entregado a ti como en una casa de juegos prohibidos,
así, un poco salvaje, como un artista, enviciado con el juego de azar de tu cuerpo,
y todo era tan simple y salvaje, en tu enorme playa,
en tu marea baja plantabas un árbol un sol en tu playa,
en tu humedad, ola, allí, abajo, a la izquierda, en tu muslo,
roca, en tu perezoso muslo, roca,
se pasaban los días durmiendo, como quien no quiere la cosa,
allí, a la izquierda del mar, se batían tempestades,
en tu negra piel, aquella parte, era para dormir en tus paredes,
allí, lejos, tu mar adentro, no cesaban, incesante,
ardiente y gigante, rugía como un solo ojo desencajado,
sus puertas se abrían como negras redes,
entonces, entonces, como una aldea de paja ardías,
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