Amor a ti como milagro
Estábamos hambrientos como el ayuno del gusano. En aquella época de abundancia. Estaba entonces prohibido abrir las puertas. Queden dentro, queden fuera los que están. No hay tránsito entre los límites. Apaguen el fuego para que no ladre. Se promulga el silencio.
Te entrego, divina, para protegernos de los malos espíritus. Cálmalos con el amor que te hace. Sácales las ideas malas de su bienvenida. Nunca vienen por venir. Son dobles, astutos y silenciosos. ¿No ves su mirada amable? Es que está buscando los huecos del alma.
¡Cuidado al poder se ha acumulado del amor! Es fuerza. Llama y fuerza sublime.
Nos refugiamos en un nido de termitas, del amor y otras pasiones nuestras. Arrollaron nuestra alma y. Tuvimos un sueño. Sueños de agujeros locos. Sueños de tierra. Sueños de estamos solos. Aquí ya en la oscuridad puede acabar el mundo.
¿Por qué no más? Me hace pensar en el resto. ¿Por qué no más? Me hace pensar en la falta. Y si no tuvimos valor para lo nuestro. Y si fuimos cobardes. Ahora, tal vez, te hayas dado tiempo. Ese tiempo libre de la presencia. Ahora, tal vez, pienses lo que pienso. O, tal vez, no y estés contenta.
La vida destructora pone en pie su violencia. En el ojo del libro habíamos leído de Dios el alma . El infortunio después de doce meses repetidos toma puerta, abre cielo. Puedes estar tranquilo, mi amor, como un rey con derecho, como un sacerdote bendito. La calamidad toma procesión delante de las almas descarriadas con armas antiguas de lata. La cruz, el tamaño, lleva nudos sagrados alrededor de las piedras incrustadas de peligros. La corriente de la vida se estanca a veces; se estanca y no hay quien la mueva. Si uno se ha roto, roto queda.
Están las cosas a la expectativa y las ideas calladas. Eres tú la metamorfosis de la noche y su imagen. Así no va bien el azar. ¿Qué digo? Locuras que me haces. Nos hemos acostumbrado a dormir en lo descifrado pues somos enigmas desconocidos. En ello estoy: en esa borrasca. Saber de ti me ofusca. Saber de ti me aprieta. Saber de ti me hace nudo indescifrable. Las ideas como sueño; y las tuyas, divina pesadilla.
Y los muertos eran multitud y vivos. Ellos llaman a las catástrofes. Tienes el don de la lluvia. Y este es, amor, el gran ausente. Henos aquí en el paso a la noche. Mi mundo, emergiendo de tus aguas, emergiendo de tu cuerpo, toma hora de vida, más allá del eterno reposo. Estábamos en la simultaneidad del tiempo y otras opciones. Como si nos hubiésemos desdoblado: sí, uno y otro, tú y yo en las alas del viento. Con nuestro amor ausente y presente, súbita memoria de lo ido. Hallábamos ciudades encubiertas. En sus calles perdidas rehacíamos los pasos. Nos renace la memoria. Ahora, digo. Ahora que es pasado. Se me está variando el recuerdo. Se entreteje el tiempo. Aquí, allí, contigo. Y he de decir que esto me gusta. Seguiré en tu desvarío; porque es el único lugar donde me encuentro.
Somos solo intenciones; un tiempo de amor como milagro. Es inmediata tu mirada y las sombras del mundo. Desde aquí te oye ese que no soy; desde este lado. Soy un viaje viejo entre tú y tu memoria, un castigo, un encierro. Y si me hablas de amor y de preguntas, me hago suficiente para amarte. Hace tiempo, sabes. Sabes que ya esta puerta no es una llegada; que es sorda a aquello que bulle. Y ahora crecen en la hondura del perfil de tu boca muros como brotes.
La apocalipsis del mal; ha llegado la hora. Solo él conoce el lugar. Sus insignias hacen llamas. Porque los tiempos de la calamidad han llegado. Los nudos, los nudos concentrados. Los malos espíritus del aire hacen semblante de almas y sus fuerzas invisibles se oponen a la palabra.
Ya puedo oír las ruinas. Aunque la vida es la fiesta de la sed y del hambre, la vida, ese señor de la victoria, está siempre tambaleante. En ese hora de la soledad la vida traga amarga saliva y borra las heridas con otras heridas. Es esta la montaña primordial de la vida fluyendo por la tierra y por las aguas, mientras la parte subterránea del círculo surge sobre la superficie de la Tierra.
Los peces yacen momificados bajo el agua mientras los hombres quedan cautivos en las redes de mar. El pez con boca de flor surge silencioso entre ambos esquivando la cuchilla del péndulo metálico que va de polo a polo. Cabe decir que la superficie ataca al nocturno abismo.
Oníricas
La red es una parábola del Infierno, invisible bajo nuestros pies
miércoles, marzo 16, 2016
Los cuadros se balancean sobre las paredes de los museos. Las piedras intentan retornar a las canteras. Eso hizo el temblor del mundo. Creció la palpitación vegetal. El juicio quedó pendiente entre anuncio y anuncio. Todos se espantaron entre injurias. ¡Que vengan, que vengan y se reúnan! gritaban. Se apoderó el síncope de la marcha. Os separará el veredicto del odio. La red es una parábola del Infierno, invisible bajo nuestros pies. Quien corre cae entre sus mallas y desaparece invisible.
Si te alejas de Dios toma tu cuerpo como parábola. Nos quedará justo la miseria y un poco de suerte. Así, llorando de haber nacido, infames y corruptos para el tiempo y las edades. Por suerte, hoy ha salido el sol de nuevo y todos los vivos han resucitado. El trueno, detonador de todas las llamadas, da el primer aviso. El desorden huye invadiéndolo todo. Estábamos en los finales paralelos y nadie se encontraba en ese término. Hizo Dios la relectura de los hechos y vio que eran malos. Tomó su memoria y la arrojó al vacío.
El llenado de los tiempos está rebozando. Sus trastornos hablan de ausencias. El tiempo ya no puede ser exacto: ha caído en la deriva de la memoria. Sin embargo, la anarquía al revés instaura el orden; pero un orden hecho de las frágiles astillas del tiempo. Su miseria será la que quedará a los hombres. Por eso no llores: que hay recuerdos todavía.
Y ya sabes: la risa morirá de tristeza. Ya no se duerme más a causa de la muerte. Ya no hay indiferencia caída. Ya no se quejan los ayunos del duelo.
Y ahora nacerá la metáfora invasora. La miseria nos hace desaparecer en las calles. Y un día las aves se comerán sus plumas.
Y ahora nacerá la metáfora invasora. La miseria nos hace desaparecer en las calles. Y un día las aves se comerán sus plumas.
En las horas de las siestas cuando el sol en la habitación se oscurece das señales de vivir entre sueños y tu cálido cuerpo. Fue herida tu tercera parte; herida abierta y viva carne. El cielo no pertenecerá más a tu vientre. Mientras, otros se levantan con bramidos ardientes y feroces. Y una voz que vino del monte grita tu nombre.
Eres mi pan y de ti bebo. Señora de mi aliento en ti suspiro, vivo y muero. Eres mi vida ofrecida, ofrenda de mar, y te regalo las semillas de la tierra para hacer de ti mi fruto, ya que estoy al fin de los tiempos tus manos. Feliz el día que naciste bajo la alegría, porque pasas a través de mis huesos y les das vida. Eres centinela de mi vida y red que me salva, pues tú sumes la oscuridad en el hoyo de los tiempos.
Porque eres la presencia de Dios y prueba de su existencia, tu carne corre por mis venas. Escucha la voz de aquel que te llama en sequía. Estas aguas conservan tu imagen. Porque eres la certeza del alimento. Está en tu boca tu lengua como un dios sentado. Bella palabra entre todas las palabras, plegaria de nuestras afinidades. Consagro mi boca como el sagrado sitio de tu lengua. Y todos saben; y todos dan su consentimiento. Proclamo tu aliento, fuerza divina de mi vida.
Oníricas
Estaba escribiendo el Libro de los Pánicos: el pastor de las sombras
miércoles, marzo 09, 2016
Estabas escribiendo el Libro de los Pánicos. Es el pastor de las sombras. Y yo he llegado aquí. Todas las noches de esquina en esquina, bajo sus sombras. Tú, mi preexistencia, mediadora de esta y de mi otra vida. Ya no habrá puertas de la guerra ni el amor ausente. Ya no morderá el cascabel de la boca del pozo. Conocí el silencio de tus rodillas. Y he aquí la sombra en nuestras sombras. Pues el tiempo ha vencido a la memoria.
Esos malos sueños impuros, profundos y funestos, disfrutan, sabe Dios porqué, entrando en la vida, tomándola como suya y produciendo en el alma desastres. Se toman como divinas profecías del futuro. Se hacen caminos reales en dirección a la conquista. Después de la invasión, a veces, el durmiente no despierta y sigue viviendo en la real ilusión de estar vivo. Hace la jungla del sueño estos milagros.
Amor a ti como milagro
Si no aciertas has mentido por azar en el lago de las sombras
jueves, marzo 03, 2016
Si no aciertas has mentido por azar. Llevas la perla de la muerte entre la lengua y el cielo. Te pusieron la incorruptible inmortalidad en la boca para alimentar tu cadáver. Y eso durante un tiempo innombrable. Las plumas de los pájaros le dan la clarividencia del aire en la vida y en la tumba. Sale de la tierra el principio de la mirada. Las sendas no sufren las metamorfosis sin acarrear cambios en el universo. No perturbes sus mágicos bordes. Cuando invade todo la noche las sombras se reencuentran en el lago de las sombras.
Ardiendo en tu virginidad me imaginaba un ser sublime y de gloria. Porque eres divina. Porque eres fuego sagrado de mi alma. Eres lo que la ciencia llama esencia verdadera. Me has convertido en hombre religioso primario. Siempre veo en ti el agente de la religión y de la vida. Dios para nada puede decir que no existes. Aunque eres a menudo indeterminada, y él tiene dudas de verte, yo te veo y siento como esencia de mi vida; pues no puedes ser cubierta por la niebla de la vida. Si él no sabe decirte, yo sé decirte. Diría él: es algo. Diría yo: es ser. Pero en fin, aunque para él no existieras, eso no cambia nada a tu vida. Eres ese poder indefinido e infinito que me hace. Eres la majestad de la fuerza, divino entendimiento, extraordinaria y numerosa, fuerte, mi venerada; así como la profecía de mi existencia. Me llevas al éxito de mis derrotas. Eres la eficaz magia. Eres la creencia de la tierra, su alma. Estás ligada a mi lugar; ese sitio donde crecen los frutos, lugar peregrino de la naturaleza. No eres indiferente para los frutos de la tierra. En mi lugar creces. Insertas las horas y la tarde, ¡tan cortas! Estás en el fluido de mi vida. Eres cálida y caliente en todas partes, la exactitud de mis sentimientos. Eres la senda universal de mi camino, señalado y perpetuo. Eres el camino que a mis pies lleva. Amigo de la intranquilidad plena me la quitaste.