Me como las horas de carne de tu cuerpo como metáfora de una exageración amorosa. Me marcaban las horas tu pecho. Rodaban piedras por la boca. Y ardiendo te invento. Al borde de coger hacíamos el amor como lobos esteparios, solos y juntos en el azar del encuentro. Tomabas intensidad cuando estabas dormida. Reparabas nuestra cama como el que come al azar hojas...
Con una mirada pendiente de tu boca. Y tú callas. Y yo hablo. Y respiro sorprendido de tus manos. Y tú, besos. Y yo, boca. No podíamos hablar de lo que fuimos. Ahora eres vida y presente. Y tú, brazos. Y yo, cuerpo. Queda abierto el sol de tu sonrisa. Y tú, pecho. Y yo, lengua. Con una mirada pendiente de tu boca....
Eras como la otra puerta que se abre para mi gran sorpresa. Vienes crecida, llena y crecida, con ese cuerpecito radiante. Me sacas tu sonrisa loca como si fuese la primera vez que respiras. Sacas tus jugos pendientes. Hueles a hierba. Y me ofreces como un regalo. Tu piel me hace llamadas nocturnas a medianoche. Tu boca se abrasa y calla. Me das...
Recién cortado el cuerpo, y finges, y pausa. Y te necesito, largo y suelo, bajo el asedio de tus ojos. Por la puerta verde sales y ya no veo los árboles. Tus ojos sorpresa. Me falta tu boca. Recién cortado el cuerpo, y finges, y pausa. Y te necesito, largo y suelo, bajo el asedio de tus ojos. Por la puerta verde sales...
Resbalaba por tu espalda el peinado. Era tu espalda las ramas del silencio, y yo el paseo de tu nuca. Teníamos manos seguras, fuertes de trasnochar, suaves como el detalle. Fuimos largos asedios de sexo y de deseo, sin pausas, sin respiro. Salía de nuestro cuerpo el amor retenido. Para nuestra sorpresa, risas; luz para nuestros ojos. Resbalaba por tu espalda el peinado....
Para ti, con esos ojos de borde y lluvia. Voy a volcar la sed que te tengo. Lo nuevo de tus labios me llama. Revelo yo tu nombre arrodillado ante tu cuerpo. Vuela tu falda sobre mi rostro. Tomo tu mundo como un sabor prohibido. Cubren tus labios la noche. Para ti, con esos ojos de borde y lluvia. Voy a volcar la...
¿Cómo me lo explico? ¿Cómo te explico? No, ya no; ya me arrepiento. No iba a desmentirte, ni negarte, ¿iba? Iba, te fuiste. Me amordazas. Me cubres toda tu vida, y algo de medianoche. Me cubres con el espejo de tu vida, y con algún presagio. Allí te miro al verme. Allí en ti sonrío. Y parezco el espejo callado de tus paredes....
Para rebelión, la tuya. Te fuiste, viniste, te fuiste, te quedaste. Y no te arrepientes. De tus idas y venidas, no te arrepientes; ni de mis llantos, ojos tristes, desastrosos lamentos. No te arrepientes de amarme, dices. Ni del amor que recibes, digo. Ni del reposo. Vuelas como ave migratoria huyendo del frío cuando estoy en mí contento. Vuelas y te veo por...
No pudieron quitarme tus labios la vida más dulcemente. Sea así mi muerte si tu boca lo desea. Muero allí entre tu carne en carne y deseo. Y si tiene que ser que sea. No tengo más notas que tus notas que se clavan. No tengo más silencios por ti borrados. No me queda más rebeldía que la revuelta de amarte contra todos...
Escucha y es la última vez que te lo digo, o no. Dice el tiempo que te quiero; y tendrá su razón. Se puso por encima esta duración, que es, sin duda, verdad verdadera. Es el mar de las olas que yendo y viniendo hace al mar y a los océanos. Son las playas mojadas y secas, su vaivén siempre vivo y muerto,...
Eres probablemente mi existencia, la lengua de mi alma, los ojos de mi cabeza. Eres grande como los recuerdos, raíz arraigada; y por tanto, mar y encina. Eres el último tiempo venido, mi rebelión, y algo de sorpresa. Eres el sofoco de mis silencios, mis labios rebeldes, y algo que no sé cómo se dice. Eres probablemente mi existencia, la lengua de mi...
Me daban tus ojos como para volver al campo, al campo de tus manos, a tu pradera. Sabías amar como temporada. Te estaba leyendo y vi tu alma irregular. Vi árboles vecinos. Vi una rama amarga, manchas, vientres. Vi los dientes afilados de tu ausencia. Pretendí rugir como algo prohibido, algo vago que no empezaba. Supuse que no estabas. Me daban tus ojos...
Me daba por andar en tus ojos. Loco de mí, que no veía tu mirada perdida. No estabas entera. No hablabas. Algo nos hizo llegar a esto. Tú, yo, algo. Y cada noche entera soñaba que despertabas. Se han vuelto locos los pájaros. Se ha secado el campo. Y yo. Y yo. Me daba por andar en tus ojos. Loco de mí, que...
De la lluvia de la noche. De tu cabeza. De lo mismo y lo de siempre. Y ahora. Nos reíamos hasta de nuestro nombre. Cierto es que aún no ha llegado el tiempo. Cierto. Nos sanábamos los ojos con miradas. Estuvimos a un paso. Estuvimos en todas la vueltas. Como pájaros migradores volvíamos a nuestras manos. Estaba el campo esperando. Estábamos en nuestra...
Callas porque siempre sonríes y tiemblo. Sigues tu vida como si nada, como si nada hubiera sido. Sabes que fuimos manos sorprendidas, labios por encontrarse. Ven y dame otro beso para que renazca la hierba. Ven y a tu pelo me acerco. Ven, te tengo esperando el aire. Pero pareces no respirar para que no te vea. Pareces de otro lugar sin nombre....
Pero te sabías lejana aunque supongo que sola. Nunca pude llorar sin tu ausencia. Nunca tuve sorpresas sin tu boca. Y tus rodillas y tus hombros de lana se vertían en mis manos. Nunca nos encontramos en tus crecidas. Quería llevarte y respirar tus orgasmos. Pero no fui aquel cuerpo y hombre que te hizo vibrar de pasión loca. Pero te sabías lejana...
No tuvimos un instante de errancia en nuestras manos. Sonaba la lluvia como un rito. Tu boca orilla de mis besos. Apresados en sus manos oscuras llamábamos a la noche. Teníamos convulsiones de cuerpo y palabra. Mordíamos el deseo como frutas. Calculábamos las dosis del veneno. No tuvimos un instante de errancia en nuestras manos. Sonaba la lluvia como un rito. Tu boca...
No sé en qué instante tuve enfrente a tus ojos. Sufrían de errancia. Jóvenes como la lluvia de todas la tormentas. Tuve que mantener mi boca callada para no gritar de alegría. Tuve que sujetar mis manos para no abrazarte. Hice la ronda del silencio maravillado. Y supe que el amor contigo había entrado. No sé en qué instante tuve enfrente a tus...
Giraba la sombra de tu cuerpo. La vi negada. No era espejismo de tus ojos. Se tumbaba sobre mi cama como reconocida. Le hice sacar sobre la sábana su sufrimiento. Un instante después, se derramaba sobre mi cuerpo. Y tuve que amarte. Hicimos el amor a deshoras, fuera de los relojes. Sostuve su errancia en mis manos. Vino la lluvia y te diluiste....
En la punta de tus cabellos y cerca. En el ahora y siempre. Cuando te miro me crecen los ojos. Te encuentro en la memoria de los árboles. En su pulso desorientado. ¡Y si vieras mi sangre y sus palabras secretas! No pienses que desvarío, pues he visto tus ojos. En la punta de tus cabellos y cerca. En el ahora y siempre....
Te amo como un naufragio. Me suena tu voz a agua, a herida y agua. Tengo trozos de soledad mojados, lamentos que cuelgan. Cerraba triste los espejos. Te buscaba. Venían tus sombras desnudas. Las llamaba por tu nombre. Te amo como un naufragio. Me suena tu voz a agua, a herida y agua. Tengo trozos de soledad mojados, lamentos que cuelgan. Cerraba triste...
Vivo en la zona de tu palabra. Hago puentes que te cruzan. Me empujan los olvidos rotos. Y cuando la carne nos molesta, tomamos el amor. A veces, por dentro de las espinas. A veces, con temor. Con piel y garganta. Tenemos un espejo por el que navegamos. Enemiga realidad como tormentas. De la crueldad del mudo despojados. Vivo en la zona de...
En este amor loco. En este verde silencio. En este pensar en ti extremo. Aquí y en ti te amo. Me he arrancado todas las miradas. Me he tapado la boca al aire. He hecho de ti el nombre de todas las cosas. En tus arrebatos. En tus manos. En el tiempo de tus dedos. Murieron todas las sombras. Crecieron todos los puentes....
En tu espalda, en tu vientre, suspendido de tu boca, en tu nuca, mi suplicio. E iba a venir a tu cuello, voraz de mis besos. En tu pelo se esconden mis ganas. Te invoco, hora del beso. Te llevo en mis manos, y son las cinco de la tarde en la corriente de tu laberinto. En tu espalda, en tu vientre, suspendido...
Corre por tu pecho la mañana como si el amanecer fuese tu naturaleza. Eres temprana y amaneces. Como el chasquido del mundo eres. Y nombrarte contra el dolor hago. Reinas en mis noches como buena memoria. Quedan suspendidos los bordes del mundo. Y por arte, y por belleza, y por noches. Corre por tu pecho la mañana como si el amanecer fuese tu...
Con el mar enfrente. Con sus estrechas aguas. Y volverte a mirar y perderme. Y nombrar el adorable tiempo. Desnuda como un eclipse. Sonriente y batalla, cuando rompías el sello del olvido. Me albergabas en los rincones de tu cuerpo, en el nido de tus gotas. Hice correr mi pecho allí donde me perteneces. Hiciste la curva de tus senos y de tu...
Pasaban tus caricias como una marea en un hipnótico viaje. Tu dormido muslo y frecuente. La línea de tus ojos. El fondo del olvido yace dormido y frecuente. Eres pan de gaviota, mirada adorable, desnuda como un eclipse, como la noche, llena. Y sabes, que aún me ruborizo al besarte. Pasaban tus caricias como una marea en un hipnótico viaje. Tu dormido muslo...
Pasa la caricia hasta el hueso y pica. Pica como una avispa hipnotizada. Se come las alas de tu carne y por dentro, vuela. Se come tu nombre. Se hace un nido. Pone huevos y pequeños insectos para el hambre. Hacen pacto con las abejas y constituyen la promesa. Construyen un panel para miel. Sacan jugo a lo incompatible. Adornan la colmena con...