La verdad no es cicuta

domingo, agosto 16, 2020

El arma como monstruo crea al monstruo en sí misma. Forjada por el enemigo en su fortificación. Siempre presta al imprevisible ataque. En la ambigüedad de su función de ataque o defensa. Aunque también es arma contra las tinieblas del mundo, contra los malignos espíritus, contra los espíritus del aire. Pero todas las armas no son de Dios. Nos apoya con las armas para sostener la vida, para resistir a la tentación. Cicuta del deseo. Evangelio de la palabra espiritual. Pero la verdad no es cicuta; es calzado y sed; es ardiente encuentro con los labios de la ética.

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