Las tierras de la otra vida

lunes, septiembre 24, 2018

Era como si hiciésemos pompas de cristal, frágiles, bellas: huecos en el aire, a través del cual nos mirábamos. Sonreír. Tocarnos y sonreír. ¡Qué hermosa mirada nos contemplaba! No soy yo: era el mendigo que me habita. Nos habitaba la noche. Una hora sin ti, otra vez, pensabas. No tengo nada para darte. Aún menos pedías, en ese auge, torrente, agua, por el cual éramos arrastrados, otra y otra... Se estaba preparando el desastre; pero aún lejos; más lejos que el rayo o el trueno, la alta cascada. Tal vez tan lejos como las tierras de la otra vida.

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