De la imaginación nacen los sueños

jueves, septiembre 06, 2018

Del baile de los locos. Febril orquesta dando ritmo a los delirios razonantes. ¡Parecíamos tan normales, bellos y semejantes, que creíamos que eran las cosas quienes desvariaban. Como por ejemplo. Los microbios nos como como el vampírico parásito se como a su huésped mientras daban vuelas de colores como la brillante ruleta de casino. Recordábamos los ruidos como si fuesen imágenes de la misma manera que algunos recuerdan. Daban vueltas las puertas de las casas alrededor de las plazas como si estuviesen en un baile. Recordaban otros las veces que sus pechos eran protuberantes, así, como sintiéndose mujer en su naturaleza equivocada. En los espejos se miraban fingiendo llevar vestidos psicodélicos, tal vez bajo el efecto del prolongado tratamiento. Comían otros los ruidos como si fuesen deliciosos pasteles, delicias para sus desdentadas bocas de psiquiátrico. Había también los que contaban su maravillosa infancia a aquel con quien se encontraba en el jardín o en los pasillos, siguiéndolos por todas partes a pesar de los golpes recibidos; porque su vida chapoteaba en su mente como maravillosos juegos de jardines encantados. Habían los que creían que las cosas salían y se metían todas en su cuerpo, placenteramente para unos, con terrible dolor para otros, algo así como estallidos de volcanes o como encarnadas sinfonías. Para muchos no existía diferencia entre interior y exterior, algo así como un océano de fluidos de líquidos, elástica carne y objetos sin rigidez. Tornaban en agitado torbellinos los gritos y las emociones, a la vez, aunque ellos parecían vivir en el espeso silencio. Sorprendente era aquel que ponía sin pausa alguna, día y noche, con gran dilatación de los orificios de su cuerpo, huevos semejante a los del avestruz. 

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