Cuando hago el amor con palabras
miércoles, mayo 02, 2018
Y nos fuimos. Y vinimos a eso de las diez; aunque aún no era la hora. Nos manteníamos cerca del reloj, por eso de ver pasar las horas. Criticábamos su ropa, su forma de andar, los gestos que hacían, y algún que otro segundo mal marcado. Por que en eso también intervenía un poco el aire cuando estaba de visita a la hora del té. Ellas, a penas, se molestaban por esa pequeña vibración de sus agujas. Además, nadie tenía el ojo tan fino como para percibir tan leve variación del tiempo, salvo esa pareja de la cuál habitualmente hablo cuando hago el amor con palabras.
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