Siempre no es llorar o el loco canto de los elegantes

miércoles, abril 20, 2022

 Las líneas que dibujó con el índice de la intención. Antes de desvanecerse había estado durante infinitos años en la escuela de donde salió, sin excusa, milenario. De pronto, manual trabajador de las inútiles palabras, esclavo menor de su magia, pájaro volador en el desierto de los fonemas, perdido en la bondad de la noche, bondadosa señora, ladrona de las productivas horas que tritura con feroces mandíbulas en beneficio del corporal reposo de la carne. Pasaron días anteriores a bordo de los sueños. En embarcaciones, guiadas por las intenciones de las palabras. Con la ilusa esperanza de aplacar el campo del mar. Habilidad de metamorfosis de mar. Del mar amar como se navega en fonético disfrute del navegar. Se mueve la vela de la sombra. Se muestra la desnuda piedra. Ya sabe la mirada lo que mira. Muriendo los hechos se acabó la rabia del disfrute de las ilusiones. De menor se escondía detrás de la insatisfacción, en la espuma de la mutación de las palabras, camino de mar, semáforo de isla. Solo al comienzo del mar se ignora a la labranza de la voz. La voz y las palabras caen en el propio hechizo de ellas mismas redundantes, en la calle luna, donde nunca se esconde. O en la selva, el loco canto de los elegantes. Siempre no es llorar. El llanto del elefante.

Écriture en miroir. Palimpseste sur peinture. SubIrrealismo en espejo. Intratextualidad aleatoria.

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