Letras de silencio. Como el laberinto del silencio. En su somnolencia.
miércoles, agosto 03, 2022Volviste desde mi boca mientras Corríamos por una idea plana a nuestro detrimento sobre nuestros innegables dedos. Secado silencio. Sácalo para el remojo. Se hizo semejante al silencio, a sus señales de silencio, a la cara del silencio. Letras de silencio. Gran pan cotidiano. Construcción del silencio. De su vencimiento. Del vencimiento de su pago a plazos. Pago a plazos de la piedra del silencio. Como el laberinto del silencio. De todos los largos silencios. En su somnolencia. En su mañana. Los mañanas del silencio. Las conocidas promesas del silencio.
Unidos nidos de sangre. Pierden días. Toman ramas. Volátiles. Como caminos cualquiera. Que toman su vuelo. Seco. Vuelo corrupta noche. De desaparecer. De dejar cicatrices. Sus tatuajes. Del nuevo día que se cierra. Nidos cierra bocas. Cierra palabras. Oculta sol. Cae. En el sideral espacio, flota. Atraído por la oscuridad. Ocultos nidos negros. A la luz transparentes.
Arden. Las transparencias. Sus tibias. Ayer. Alejados de la hoguera. Ya pronto. Recuerdos de mar. Existen. Como un allí. Fue. Se pensaba. Se llevaban. Se diluían. Sus brazos. En arena del fuiste. Aquella verdad del se busca. Donde se precipita el pasado. Por eso, hoja de la despedida. Se abre al tiempo real. Al que fuimos. Al Entonces. Simulados. En la desesperación de amar.
Hifas. Vesículas agregadas. Forman cenobios. Flagelos emparejados. Del núcleo los poros. Secreciones delgadas. De láminas de agua. Fósiles de transmisión circundante. Disolviendo la luz entre las esporas. Las palabras ni el cuerpo respondían. Sin control de la auto-percepción. Se asomaban las palabras por los agujeros de la nariz como dos ratones fagocitadores de palabras. O de distorsionados fonemas. Lanzados en la aleatoriedad del aire. En ambos oídos, tormentas como huracanes. Por eso algunas vivían en las orejas; para no ser fagocitadas.
Lenta serpiente de subterráneos insectos devoradores
viernes, julio 15, 2022No sé más. Ya no más de mentiras. De sus lenguas violetas. Que llaman nulo. Lenguas pegadas sobre ellas mismas. Retorciéndose en sus nudos. Resecando la saliva bajo la temperatura de la fricción. Gran amor. Se lee tu mente. No a ella misma en esa imposibilidad. No al de siempre identidad. Al tengo. Al tenemos. Nos perdonamos. De piel para adentro. Allí desconocidos. En nuestra lectura. En nuestra Escritura de nosotros mismos. Como cazadores de fantasmas. Con hormigueo como señal de vida. Lenta serpiente de subterráneos insectos devoradores.
Ya sabes que no sabemos lo solo pensado. Si estábamos. ¿Por qué? Sin saber me dejas inconsciente de mí mismo. Para no ir a ninguna parte de restauración. Me dejas sin libre albedrío. Sin ton ni son. Sin amor en las agallas. Sin madera de lengua. Mudo bajo el choc de la fértil imaginación arruina vidas. De sorpresas de vuelta de esquinas, a la vuelta de la sospecha, en el rincón de la noche, a la angustia del patio anaranjado, al sostenido mutismo del largo viaje, a la continua desesperación, y más y más, continuum sin espera, ese tiempo replegado sobre su propia dimensión, tiempo que de vez en cuando se abre dejando escapar algunos de sus trozos intraducibles.
Caen cada día en la planitud de la noche
miércoles, julio 13, 2022Que se lleva como paso te tengo. Como a la simultaneidad. De las lágrimas, como imagen. Se llevan a las sombras. Del recuerdo entre otros. ¿Qué haremos sin ellas? Sin nuestras sombras. Sin las dudas de las sombras. Abatidas sombras. Abatidos gritos. De desesperanza. Como invento. La dimensión del corazón de las noches amadas como cuerdos. Cuerdos huérfanos. De mañana. Del bus de la dimensión. Líneas paralelas que la ciudad recorren. Itinerantes. Sobre el habitado asfalto. Caen cada día en la planitud de la noche.
Y huérfanos, abatidos, gritábamos. Vientos de amor en acto. En su Gran dimensión. Nuestras, nos Caen las noches. Si tenemos los nudos de amor. Todos nuestros centros ciegos. Sin salida venían. De La existencia de la mirada. Presente y extenderse. Sin salir de la poesía borrosa. Monótona en su ruido: en ese fondo desalojado. Bajo ese árbol de la existencia. Allí donde se despliega la presencia. La del cuerpo de las palabras. Donde se ven las miradas caer.
Desaparecer como a través de una hoja borrosa. En sus lineas cubre huecos. Donde se vierten derramadas. Vertidas de comienzo. Encontradas en un tiempo anterior. En un tiempo del sentido. En su movimiento de sentido. Esa aérea necesaria. Quiere dormir en los sueños del espejo. En sus cumbres lejanas. Sin que sepa de pasos ni de mirada. De belleza secreta. Del amor laberinto. Del amor de esquina. Tournant. Olor a viejo invierno. En los pasadizos de los brazos encontrados. Saberse tú. Saberse cuerpo sin palabras. Saberse laberinto de pregunta. Dirigida al veneno.
El jardín de moscas. En el frasco del olvido. Y liebre del viento quedó como un maniquí sintético colgada de un invisible hilo de pescar imágenes. En su fija inmovilidad no buscaba el móvil agujero por donde escapar. Reductor de imágenes. Reductor de espejos pensantes. Habría un reductor que luego loas colgaban en las puertas de las casas. Quienes al llegar no encontraban su imagen no podían entrar pues no tenían límites para manejarse en el espacio. Habló desde la voz perteneciente al cuerpo preguntando por su imagen. Su ausente imagen no respondió. Se disolvían las paredes y la consistencia de los objetos. Salir a su jadeante superficie. La de los presentes objetos. Cayó en el montón de sí mismo.
Se evaporan los nombres no asociados con lugares
miércoles, julio 06, 2022Se evaporan los nombres no asociados con lugares como en la inexistencia de la memoria. Vivenciada en el lugar y el objeto donde la acción ocurría. Desconocía la memoria su propio olvido. Cada individual ruido provocaba una mancha sobre el entorno de objetos de la infancia. Una mancha sobre la memoria. Solía tomarle el pie a la letra. Pero cada vez un solo pie.