El centro de la caída de la noche

jueves, abril 12, 2018

Más que amor, borrasca; pena y borrasca. Cada vez que por tu presencia me anidas, tiemblo, y eso no es poco. ¡Quién me iba a decir que yo sin hacerte caso iba a caer en la rutina de tu boca, ese centro de la caída de la noche! Nadie me había hablado de tus tormentas, deliciosas calles que nunca había pisado. Y así fue la primera vez que me hablaste: sorpresa a la medida de las galaxias. Tengo que estar agradecido a Dios, y a su olvido, que dejó pasar tu buenaventura. Eso eres y talvez no lo sabes, y tal vez lo bien ignoras como aquellos maleficios que desconocemos. ¡Qué más te voy a decir por ahora, si te presentaste a mí como un desastre que nos arrastra al silencio o a quien sabe!

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