Mientras vienes, recuento nuestras palabras. Hoy me has contado el dolor. El dolor del que vienes, la pena de amar y no ser amada. Estaba tan entristecido que no pude ni cogerte las manos para consolarte. Solo te miraba fijamente. Y ese dolor lo redescubres ahora, ahora justo cuando nos hemos conocido. No era el momento de liberar los besos cautivos. Te vi...