Tú, invisible siempre, no sé si me recuerdas o me odias o proclamas mi desamparo. No sé si me ves en el espejo cuando te miras. Vivo yo en esta condena en la que me dejaste. Me esperan las sombras con sus gritos. Ya no me habla ni el silencio. Huele a encerrado y a piedra. Bajo esta piel feroz muerde el dolor....