Se debilitaba el cielo en un momento de sorpresa. ¡Vaya orilla magnífica que a la vista ofrecía! ¿Eran nuestros ojos? ¿Era la eufórica vista de nuestro corazón? ¿O las olas de luz nos deslumbraban? Era tu color. Convencido. Se hallaba la vida pletórica de recuerdos. Una mesa, los muebles, las cortinas. Desde aquel ángulo, se veía ocupada nuestra vida con una pizarra mágica...