Olvidaba que eres tú el silencio. Son tuyos los prodigios y una sombra. Eres tú quien oye la sal de la tierra. Tampoco eres invierno ni levadura del tiempo. Tenías un índice de tus sueños para recordarlos. Allí, entre los humedales de tu piel cultivo tu cuerpo presente mientras la madrugada se derrumbaba. Olvidaba que eres tú el silencio. Son tuyos los prodigios y una sombra. Eres tú...