Tiene tu rostro el eco de tus ojos. A dos manos apartábamos las sombras. Paso a paso por tu olor. Sujetados nuestros brazos por la promesa. Me presentabas la noche de Dios. El último beso de la primavera. Y por la tarde, me invitabas a los escalones de tu escalera. Tiene tu rostro el eco de tus ojos. A dos manos apartábamos las...