Mi boca, apresada y jadeante, enredada entre los labios de tu boca. Tela de araña carmesí deliciosa. Porque tú borras la tristeza de las ventanas. Aquella tu mirada asoma. Veo tu cuerpo ocupado por el espacio, ondulado y fresco. Veo tus talones de carne, el pilar de tu cuerpo, tus senderos de gloria. Y ando subiendo por tu piel con un deseo silencioso...