Y al momento recuerdo la sede de tus alas, los caminos de la espera, los viajes de nadie, y miro la distancia como un nombre. No sé cómo aprendí a quedarme dormido en medio de tanta ausencia; fue la lógica de los brazos. Con las pupilas rotas, con el cuerpo encogido, con las llamas de un cielo vencido. Con la fugacidad de los...