En esa invasión suave, quédate. Quédate para extraer mi sombra. En ese oscuro silencio quédate. En ese amor agitado quédate. En este cuerpo abierto en la punta del silencio quédate. Pues me sabes a memoria, a corazones gemelos, a cuerpos asimétricos, a madre de la noche. Y ahora amarte y oírte llorar no quiero. Pues ya no sabremos andar para nada. Entonces tú,...