Hasta su Finisterre y vuelve

jueves, noviembre 26, 2020

Somos en el mar de nuestra piel; allí, navegantes. Retorno e ida. Embarullado (flou) horizonte. Ola, ola, ola. Densidad del agua. A sal, sal, sal. Se me olvidaba tu fina piel; siempre olvidamos su entidad separada de las partes que envuelve, protege a pesar de su fragilidad. Piel calla. Salvo en el estremecimiento, (donde) tiembla, grita, habla. Piel calla, se hace anónima para enmudecer todo, salvo la casi desconocida descarga, sensaciones que van hacia el núcleo de nuestro ser, su esencia denegada, en la vergüenza de ser eso; ¡como si fuese menos o peor! Y no es así. Ese viaje constante, interminable, no inscrito en las palabras, va silencioso y mudo como un rayo que recorre la piel hasta su Finisterre y vuelve.

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