Restes dans ce que tu me dis. Dans tes câlins je m'en vais allant, mais tu m'appelles : séjournes ici. Tu fermes derrière les portes. Tu lances les clefs aux souvenirs. Nourriture pour le passé. Toi, reste. Nous serons mieux dans l’imperturbable toujours, sans adieu ni à bientôt, sans doutes ni crépuscule. Là où le monde brille, êtes vous un souvenir chaleureux.
Stay on what you tell me. In your hugs I go away going, but you call me: stay! You close behind the doors. You throw the keys to the memories. Meal for the past. You, stay! We will always be better in the imperturbable always, without goodbye not see you later, without doubt not twilight. There where the world re-shines, It's you a warm memory.
Quédate en lo que me dices. En tus abrazos me voy yendo, pero me llamas: quédate. Cierras detrás las puertas. Lanzas las llaves a los recuerdos. Comida para el pasado. Tú, quédate. Estaremos mejor en el imperturbable siempre, sin adiós ni hasta luego, sin dudas ni crepúsculo. Allí donde el mundo reluce, eres tú un caliente recuerdo.
The twilight of fear. Take separation to sadness. Look face to face at night. Body to body they are counting the hollows. They are left loose. They forget the lost, the half things, half doubts, doubts of certainties as a whole. Shades of bodies that have already gone away. Hands without memories. Torments without returning. They turn now the footpaths of the tedium on the absent summers.
De chaque côté du monde du champ de l'amour. Les heures tristes, vous font fou comme la rue sinistre, avec ses stations arbitraires, maintenant froid, rien maintenant, et leurs heures de caoutchouc, et leurs rayons chauds. Vous savez que cela est une éclipse, un temps du scintillement inconscient. La vie plie les yeux à la douleur. Il est une nuit, aveugle, sans rancœur. Il est un me voir et se cacher pour drainer le coup de la terreur. Il regarde comme vous regardez l'autre que n'existe pas. Le terrible vous désincarne les yeux, l'image terne ou couleur, multilocale, que lie l'angoisse à tous les points de l'espace.
Regarder la nuit. Ses bras tendus bousculent sans vie extirpés de la nuit. Les yeux de la repentance ont été enlevé parce que ont vu l'absence; ne voyant que la mort. Ils marchaient avec des yeux tristes, pas de retour, pas d'heures. Aucun. Pas des cris d'aube, malgré la lueur. Aubes et soupirs fugitifs. Câlins, et nous sommes à l'espoir. Dans les baisers, nous sommes. En toi, je vais ton chemin en avant, nous sommes. En vous aimant, m'aimer. Comme toujours à nos yeux surveillés.
Retournez les vers pourris. Entre les vignes. Entre les vignes. Au crépuscule de la peur, prenez de la séparation la tristesse. Regardez face à face la nuit. Mêlez contes avec ses lacunes, ses vides comme tâches. Oubliez les choses perdues, les chaussures des doutes, avec ses totales certitudes. Sont les ombres des corps partis. Sans souvenirs vont sans retour. Dérivent maintenant les sentiers sur l'ennui des étés absents.
El crepúsculo del miedo. Coge la separación a la tristeza. Mira cara a cara a la noche. Cuerpo a cuerpo van contando los huecos. Quedan sueltos. Olvidan los perdidos, las medias cosas, medias dudas, en su conjunto dudas de certezas. Sombras de cuerpos que ya se han ido. Manos sin recuerdos. Tormentos sin volver. Giran ahora los senderos del hastío sobre los veranos ausentes.
Noche mirando. Se estiran sus brazos en estampida. Extirpada noche sin vida. Se sacaba los ojos de arrepentimiento pues solo veía la ausencia; solo ven los ojos a la muerte. Andaba con ojos tristes, sin regreso, sin horas. No amanece. No se oyen los gritos de la mañana. A pesar, amanece. Amanece y suspiros. Abrazos y estamos un poquito en la esperanza. En los besos, estamos. En el voy a ti yendote, estamos. En ti, quedándome, amándome. Como siempre en nuestra mirada, vistos.
En cada lado. Del mundo del campo del amor. De las horas tristes, locas y tristes. Como aquella calle con sus siniestros lados, con sus arbitrarias estaciones, ahora frío, ahora no. Y sus horas de goma. Y sus rayos calientes. Ya sabes que esto es un eclipse, un parpadeo inconsciente del Tiempo. De la vida bizca ante el dolor. Es una sola noche. Sin mirada. Sin rencor. Es un me ves y me escondo para escurrir el golpe del terror. Te está mirando como el que se ve mirado por el otro que no existe. Te aterroriza ese ojo sin cuerpo, esa imagen sin brillo ni color, multilocal, que ata a la angustia a todos los puntos del espacio.
Brillan como redondas bocas. Se juntan calientes circunferencias. Profanan la carne, su líquido, transmutan. Toman semblante de lo semejante. Recorren todos los pasos del cuerpo, sus escaleras, escondites, sitios perdidos. Persiguen el último atisbo de vida. Rompen todas las ventanas; añicos los cristales; amurallan. Insolentes, arrasan. Arañan la sangre. Aprendiz ciego. Deslumbrado por la voracidad. A la caza. A la cosecha. A todas horas fulminantes rayos.
No olvides el regreso; esa especie nueva del volver. Volver al sitio de tus manos. A su reino volver. A su inocente baile. Y decirte protégeme. Ese derroche del recuerdo. Excesivo recuerdo propio del dolor. Reluce su victoria dentro. Entre nosotros dentro. Al extremo dentro. Hacia los agujeros que nos hacen falta, angustia, desesperación. Nos llevan hacia los extremos del cuerpo. Hacia sus junturas. Allí, donde nada brilla.
Sin haber visto. Sin saber. Y entonces, el cierre del hecho. El cierre de los ojos vistos. Para que creas en el recuerdo, allí donde viven los nombres. Despiertos, cerrados, limpios. Nombres que no fueron pesadilla. Tal vez, fueron sueños. Sueños que se saben vida. De ojos cerrados, sueños. Algunos, tristes; otros, dudas. Allí donde no regresan para encenderse en llamas. Allí los sueños perturbaban el tiempo, lo borran para que no te olvides. No te olvides de que fueron una especie nueva.