O a siesta de sol espeso
martes, julio 16, 2019
Para después reír. O llorar del viaje. O volverse imposible. Porque buscábamos la causa del dolor. En ese pecho que sabe. En esa presencia de hogar. Me acerco. Miro. Pasos. Huele a tarde, tal vez. O a siesta de sol espeso. También asoma la ventana en su puesto de casa: ojo que todo lo ve, en su cabeza silenciosa. Tal vez el roce del viento o en su forma de aire le diga rumores al oído cuando se engalana con su fino vestido de seda. Va despacio con sus ojos bailarines de miradas. Y ve como se acaba la tarde en sus manos de madera.
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