Se inclinan ante el sol vencido
lunes, marzo 05, 2018
Por fin en un festín estuvimos celebrando el templo de la aurora. Nos arrastrábamos despacio por el sendero de la noche. ¿Ves aquel lago? Allí. Allí. Despavoridos corren los árboles. Semidesnudos vagan por el agua. Se inclinan ante el sol vencido. Íbamos en la galera de nuestro cuerpo, gran cruz de la opulencia, inquebrantables como el tronco de las parras. Circulaban por nuestras manos los senderos de los labios, y, a veces, amor y saliva. De un extremo al otro agitados como viento sobre mareas.
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