Olor de tus labios. Fue hoy, mañana temprano. Amaneciste con mi sabor de boca. Tus hombros desnudos. Dorados. Suaves como la lentitud de un amanecer. Parecías tener laberintos en la nuca. O fue el espejo de la noche? Su embriaguez. Esa desesperanza de una noche tan larga que no llega a olvidarse. No supiste ocultar la sonrisa acompañada de mi nombre. Caíamos entonces...