Con tus manos corres como agua de la huerta. En tus frutos veo el mundo. Y todo sucede llegado el deseo. Tus gestos no se desvanecen. Y desde ahora se borra el silencio. Era domingo y polvo confuso del camino. Mientras, las calles viejas pesaban. Confuso el silencio espera en la era. Granos, trigo, paja; un montículo vegetal sobre la tierra. Callo y...