De amar y listo. Para que el amor no nos venda espejos, ni pan de oscuridad, nos dé fuerza, ni nos someta a yugo. Ven como amor alimento. Preparado para el agua, para sus brazos que se ofrecen. Ofréceme tu memoria como ofrenda desde sus difusas orillas, desde tú mismo sin preguntas, ni dudas, aclaraciones sobre el siento, vivo, tuve malos recuerdos quienes con su veneno nos roen el efímero presente.
Ciertos árboles en el silencio. Acorralados. Rodeados por espejos. Arboles ad infinitum. Espejos ad infinitum. Sin rostros. Amables. Ausencia de espejos para la oscuridad. Listos para que se los trague el tiempo. Espejos entrando por esa “boca”. Subyugados por el limpio vacío. Nutrición de espejos. Alimento de imágenes sobre los espejos. Pulsión sobre el objeto imagen. No crujen; se funden, deslizan, líquidas imágenes metamorfoseadas por la lucidez de los espejos.
Se quedan bajo el agua la empapada madera sin las raíces del tiempo. Quiere retornar a las hojas, al árbol. Saldrían soles como retorno de la clorofila. Nacidos de sol, tierra y agua. Nacidos de fuego transformado en madera, raíz y madera. Taladran las raíces el fondo de la tierra añorando el reencuentro con el hijo de su origen, duro y líquido, luminoso y ardiente. Buscan las raíces quemarse en un abrazo del eterno retorno.
De tapado va la vida para no ser acusada. Tiene su entrada al viento. Con los sentimientos hace nuevas canastas de lana recién nacida. Hace nuevas especies de pájaros que aún no han conocido nido. Ya se les pasa por encima la tristeza. Ya retornan al nacimiento del fuego. Ya se apagan bajo el agua, huelen a madera quemada, a carbón para la carne, guiso, de rústica chimenea. Su ennegrecida pared, nunca de cal blanqueada, calienta la triste proteína de la que estábamos hechos.
Que tapo los agujeros que dejan los suspiros en cada hueco de la noche
viernes, febrero 19, 2021Dime algo. Ven. Ven delante de tus palabras. Ábreles caminos y puertas, ventanas del alma. Guíalas por los caminos sin rodeos de tu oído, ventana del cerebro, balcón con vistas a la lindeza de tus hombros. Ven por delante y diles que con firmeza te espero en cada lado de la cama, a sus pies a su cabeza, quien la pierde cada noche que marca con saña tu ausencia. Que tapo los agujeros que dejan los suspiros en cada hueco de la noche.
Te encontró el espacio del cielo. En tu secreto. Dentro y encerrados. Tu digitales huellas, dicen el camino. Ven por aquí. Está todo tapado, encubierto, cifrado para el entendimiento, para el corazón abierto y transparente, iluminado, “éclatante”, solo lo tapa el viento, con su translucidez, viento de seda y viento, Oriente con su hermetismo mal imitado aquí con el habla de niño.
Magos de magia cuentan cuentos de viajes sin retorno
martes, febrero 16, 2021Si llegas. Si te quedas. Mejor no te vayas. Si el reposo fatiga más allá del cuerpo. Si no somos pájaro, mejor sí de buen agüero. Y no dices ni cantas bajo la humedad de la fina lluvia. Ya te encontró el destino, quien no suelta dentellada porque no lo reconocemos como nuestro. El nos encontró en algo o en nada, frecuentemente en lo insignificante. Ya llegaron los pájaros de su retorno; cuentan cuentos de viajes sin retorno, magos de magia que perturban la armonía de sus alas, el resplandor de sus plumas, con polvos mágicos hechos de aire venido de ninguna parte.
De besos y tardes. Dime, noche, tu envidia. Aún no se han ido: déjalos. Se quedaran, en el desgaste, sin mirada. Se irán al cerro de los recuerdos perdidos más allá de las lejanas huellas. Se perderán en las sierras de los bandoleros. Adelante, adelante, fieras. Las puedes encontrar entre los matorrales como pequeñas bestias encogidas. Oh, del reposo, sierra. Salvajes con sus lobos y linces, chorros de agua, riachuelos, entre piedras secas. Allí, allí se lavan los morros los caballos, saltan las ranas, se refrescan las culebras. // Y ahora que he perdido el encuadre por un sobresalto de ruidos amenazantes, se me ha ido la cámara a un sitio borroso.
Polvo de corazón somos. Interior estrella de la que está hecha nuestra vida. Corazón cantaor. Oye el canto. Y crece y crece su cama. Cuando vienes, corazón, instrumento del amor te haces. Estaba buscando tus pies, mirando tu viva alegría. Buscaba la raíz cuando tus pasos estaban ausentes. Anterior dolor cuyos ojos aún me miran. Hermano dolor, mi amante. Mírame, hermano, con compasión. Te ofrezco mis manos emplumadas. Anda un poco fuera de la noche para provocar el error del camino. Pues le parece al tiempo que ya es tarde.
Un montón de manchas ocultan por trozos el cielo. No es sabido si este se está apagando o se escapa más allá de las sombras. Tal vez polvo quien levantando su cresta hace de luz y sombras dragón. O son plumas mágicas liberadas durante el alzamiento de orgullosas colas reales en el indio amanecer, bajo la frescura de precursor viento de las torrenciales lluvias venidas de mar con cierto afán de sembrar sueños de vida en magníficos bosques.
Soñarse a sí mismo, porque eso sí: me sueño, otro, uno y múltiples, sueños son que se sueñan creyendo ser pura materia. Quiere el sueño seguir siendo sueño, indómito sueño, tuerto, vivo, cojo y a traspié. Vuelve a empezar cada vez que nunca acaba. Polvo eres a polvo vuelves, sueño. Sueño, de múltiples corazones te alimentas, sueño, bombeas sangre alimentas por las válvulas multiplicadas, duplicadas, en paralelo. Sueño de pájaros son. Pierde pluma con cada aleteo, a contra viento, a contra tiempo, atemporal, intemporal, sueño de tiempo vacío-pleno se hace.
La última soledad. Canta. La última triste soledad. Aún. Aún en mí llora. Y crece y siente. Y rabia. En ella se regocija. En sus labios de soledad. Sin fecha, soledad. Diosa del tiempo. Va la soledad moviendo... el corazón hacia la desgracia, los ojos hacia-a-adentro. Cae la soledad por el desagüe interior de los ojos, apesta al olfato, lagrimea por nariz y boca, se hace cemento en el nudo de la garganta.
Magnánimo, tú, Señor, eficaz antídoto de la tristeza
sábado, febrero 06, 2021Eres tú la fiesta de la vida, mi fiesta. El obsequio que recibo. De ti recibo, así, sin más. Gratuito obsequio de vida, su belleza, “surplus” regalado. Así tienes mi débil corazón enamorado. De deseo, pleno. De vida, llena. Obsequio de viva fiesta. El regalo de tus manos. ¡Y qué, Señor, aún no lo merezco! Pero amando, amando estoy, fiero buscando, me digo, el reverso de tu ausencia. Tu soberanía. Tu Reino. Magnánimo, tú, eficaz antídoto de la tristeza.
La soledad de vivir
La soledad de vivir. Y tú creadora. La fiesta de mi deseo. La que me da la vida, cien veces la vida, a gritos sagrada. La soledad de la verdad. Sola, sola, sola. Tú la verdad de mi vida sola. Soledad de vivir en las sucias aguas de los vertederos. No tiembles, soledad. Que vas a seguir igualmente sola. Sola, sonriente sola. Que vas a seguir los caminos sola. Caminos, caminos, caminos, sola. Soledad de vivir con la libertad sola. Y por si acaso, me hice de la hermana compañera de viaje de la muda soledad de vivir en libertad sola.
Se dice el tiempo. Sudario. El cada día de los ojos. Nuevo turno. El gran orden. En esos guardianes del tiempo. Regulan el tiempo. Tiempo de lluvia. Cabeza de lluvia. Cabeza de fe y boca. Tesoros de templos. Obsequios de la creación. Creadores de vida. Y yo aquí creado de la voz, carne.