Castigo del mal olvido

lunes, octubre 08, 2018

Casi las picaduras de la vida. Así como el viento que nos arrastra. Me pone usted en soledad, en una soledad sin nombre, en un vino inevitable sin ebriedad, castigo del mal olvido. Me dejas tirado en el uno solo, sin palabras que lo nombren. Pues es usted inevitable, de la vida mía inevitable. Soy yo ese espacio de las hojas caídas en tiempo de absorción de la tierra.

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