De mí ahuyentas los ojos perdidos bajo seda blanca.
Una parte de mi se deshilacha dejando grandes huecos por donde no entra ni sol, ni música, ni palabras. Ni sale calor, ni cuerpo, ni ser. Sostienen los hilos eso que queda.
Te imaginé siempre en esas regiones donde nacen los vientos.
En esa luz circular veo tus ojos y el halo del sol; veo también alguna noche serena la luz de tu estrella; aquella que miras mientras te beso.
Vivo sobre un punto: sobre el punto que marca el eje de tu cuerpo. Punto exiguo donde planean mis vuelos.
Mueren las promesas incumplidas bajo el lazo del amor lejano.
Vuelvo mi cara hacia ti y te veo retornada. Paso mis dedos entre tus cabellos y te desvaneces. Miro el lado de tu cama ausente donde suenan los acordes de la noche. Ya es tarde o es madrugada.
Hoy traigo amada tres manzanas doradas que he ganado en la carrera contra el viento. Si las dejas sobre tus muslos reposados se volverán densas como tres pilares de la Tierra.
Es inútil que saques el tronco prendido de la chimenea y que lo guardes con la leña bajo el cobertizo. ¿No ves que su negro calor sin llama los va a prender antes de que acabe el invierno? ¿No sabes que el fuego quema y se consume quemando?
Ahora sé que las pasiones te habían puesto fuego en el corazón. Aún te quedan brasas en el fondo de las manos. Con ese calor ahuyentas el frío de mis sábanas.
Tengo preparados 30.000 versos en mi bolsillo guardados para decirte poquito a poco las caras que a mi amor le he encontrado.
Y pensé, por un instante, en esa eternidad que me diste, en ese correr del tiempo que me pareció fulgurantemente corto. ¡Me había quedado sin ti tan rápido! como en un instante; más corto que cualquier instante. Quise recordar todos los años al mismo ritmo que sucedieron. Cuando mi mente corría más rápido que el segundo, me paraba, rebobinaba al momento anterior y lo revivía al ritmo del reloj. Tuve que hacer esfuerzos tremendos hasta que, por costumbre, conseguí vivir en el tiempo pasado tal y como sucedió: con nuestra presencia incluida, con nuestros cuerpos presentes, con las mismas palabras, conversación tras conversación encadenadas, con los olores, los ruidos; todo en la misma estampa. Recuerdo el momento por el que voy; pero aún me queda una eternidad para llegar al momento presente.
Aprehenderte mi amor desde todas las perspectivas para amarte mejor; todas esas perspectivas desconocidas de las que no hablan los libros.
De esa boca que disipa mis errores bebo. De esas palabras derramadas para mí bebo. Bebo la certeza de tu amor de esa boca que ahuyenta la incertidumbre.
Copio en mi cuaderno de dibujos, para no olvidar, todos tus contornos, para cuando nuestros cuerpos se encuentren.
Mira bien, amor, esas manos, arquitecto de tu cuerpo, como lo elevan por encima de los aires quitándole gravedad.
Son las sombras cuando te cubren insensibles a tu belleza.
Me pareció absurdo cerrar la puerta al viento; pero lo hice. Le di dos vueltas a la llave; y si hubiera tenido tres o cuatro, tres o cuatro le hubiera dado con toda la fuerza de mi muñeca. Ese viento me recordaba demasiado los días de tormenta; muy frecuentes cuando ella entraba por esa misma puerta. Volvíamos empapados por la lluvia de las calles. Qué nos importaba la lluvia, el frío o el viento. Qué nos importaba la cara y las manos frías. Sabíamos que volveríamos a casa; cerraríamos esa misma puerta y oiríamos el viento soplar por las rendijas.
Voy hacerme experto en sombras para verte de noche incluso con los ojos cerrados.
Hoy al volver a casa he encontrado tu sombra deshecha sobre la cama.
Tenías esa auténtica mirada que reclama soledad para mirar cada cosa del universo.
Vienes descalza con pasos dudosos y cabellera suelta sobre hombros perplejos de añoranzas.
Buzz
Sufro de esa distancia que duele, de esa distancia estéril e inútil que vas alargando
miércoles, febrero 23, 2011
Sufro de esa distancia que duele: de esa distancia que sería inútil rellenar de estrellas.
Nos predijo larga vida y unión certera: no habrá constelación que nos separe ni meteoro que nos aplaste.
El fin de este curso no acaba con esta incontestable pereza. Ella se alargará lánguida por las tardes soleadas del verano contagiando a las olas.
Cuando el naufragio acaba en una isla desértica sólo queda comerse a sí mismo.
Sabe mucho el viento de tu piel cuando andas.
Cuán sublime ha de ser la muerte rodeado de tu túnica y aniquilado por una pila de fuego.
Inspírame lago aversión por tus aguas y cuando me veas avísame al llegar al último árbol. Jugaré a las sombras con sus ramas y mis manos; y escucharé su nombre batir bajo la corteza.
Pido que ningún proceso sea interrumpido antes de que se realice; que ningún amor acabe antes de dar sus frutos; que el sol siga iluminando la Tierra después de desaparecer cada día por el horizonte. Pido que los árboles den frutos en las cuatro estaciones; que los peces y las bestias no desaparezcan de la Tierra ni de los mares; que los ríos no conozcan las sequías y que las nubes repartan agua por todas partes.
Recuerdo ahora con nostalgia todos los abordajes que el amor hizo sobre mí en aquellos tiempos en los que yo no conocía el mar.
Amor despierta de ese sueño interrumpido por suspiros y pronuncia esas palabras mágicas que contienen mi nombre cada mañana.
Te abordé de través en mi deriva. Naufragué y me recogiste en algún lugar desértico.
Así como tú llevas la savia, por dentro y en silencio, hacia mis ramas extremas, así brotan los primeros brotes de amor en esta primavera nueva.
Buzz
Me levanto con tu fiebre, con tus síntomas y una renovada sensación en el cuerpo
lunes, febrero 21, 2011
Durante el sueño contraigo cada vez más la enfermedad que me ata a ti y luego me levanto con tu fiebre, con tus síntomas y una renovada sensación en el cuerpo a la que no puedo acostumbrarme.
Corro sin pausa desde hace tiempo con el pasado sobre mis talones; me paro, miro hacia atrás para ver si me sigue y retomo la huida ante ese ayer que me tiene acorralado.
Vienes a mí abundante como las olas vienen a la tierra con ese aire refrescante y llena de vitalidad para darme vida.
Tú y yo, mujer, después de los desamores, ¿cuántas veces hemos paseado por los jardines de la tristeza?
¿Por qué me besas y después no te acuerdas? Yo tengo siempre el sabor de tus besos en mis labios. Tengo siempre la pulpa de su carne, su suavidad y su aroma. Noto como tus labios se funden en mí.
Debo preparar para las caricias la palma de mis manos, limpiar los restos del mundo de mi cara, respirar profunda y lentamente tu aire, golpear mi cabeza dormida y destapar mis oídos sordos, plantar bien los pies en el suelo junto a los tuyos, y hacer esto siempre hasta que el mundo acabe.
Vengo a jugar a tu sombra. Vengo para aprender a nombrarte. Vengo para sentir el látigo de tu cuerpo oculto bajo esta corteza.
Llora el niño como canto sin palabras; y sus ojos parecen sorprendidos de que nadie los entienda.
Corre por las calles de la historia el murmullo de los hombres clamando sus deseos irrealizados por la espesura negra del tiempo.
Este amor que en ti he conocido hará de tus amores hombres perfectos.
Si el caos del universo ha unido nuestros destinos y si de nuestro destino hemos hecho un caos. Si nuestra confusión reina en nuestros cuerpos y de nuestros cuerpos hemos hecho nuestra ceguera. Venga lo que venga del futuro no habrá elemento separador que nos aleje.
Subí por una palmera inclinada, de esas que están a la orilla del mar, para ver el horizonte desde lo alto.
Me llegaban por todos lados mentiras sobre ti; mentiras de noches siniestras y de amoríos enloquecidos.
Vibra la luz en tus ojos como la seda en la danza de los siete velos de tal forma que temo perder la cabeza.
Como ella salió del dormitorio con tristeza y en sus ojos vi la decepción y un amor quebrado venía en pena, tuve en un puño el amor que quedaba para entregártelo una noche de primavera con un rocío que para ti he preparado.
En los calurosos días de verano se refugia el viento de tu calle bajo la sombra de la campana. Tus rodillas lo seducen para que venga a refrescarlas. ¿Por qué no querrá el viento cambiar su sombra por tu sombra?
Sobre el desierto de tus ojos vaga la mirada perdida.
Ayer, después del gran desastre, vi lágrimas en los ojos de la gente.
De esos niños que aún viviendo en el bosque sufren de hambre perpetua.
Los perros ya no conocen las sombras de la luna ni las alas de las aves nocturnas.
Entre árboles sin eco donde se jugó la batalla yacen los gritos tumbados entre los vencidos por las espadas.
En la sombra de tu cuerpo vi el amanecer.
Conocí un pueblo sin libros ni bibliotecas ni nadie para escribirlos.
Buzz
De ese abrazo último se quedaron tus brazos marcados en mis espaldas
miércoles, febrero 16, 2011
De esas frases de adiós que tienen aire de huida, de esa mirada complaciente con tu decisión, de ese abrazo último se quedaron tus brazos marcados en mis espaldas.
Se levantaba por la mañana; pescaba un pez albur en el río más cercano; raspaba sus escamas; hacía una pócima; y con su esencia se refrescaba la cara antes de salir a la calle.
Buzz
Recorrían los caminos con una señal en la mano hasta cruzar la frontera
miércoles, febrero 16, 2011
Recorrían los caminos con una señal en la mano hasta cruzar la frontera con la promesa de no volver jamás so pena de sufrir la condena.
Saben los niños que las nubes que dejan las cosas para mañana se convierten en lluvias tropicales.
Buzz
Enséñame a amarte, mujer; enseña a este ignorante tus dulces sutilezas, el arte de tus caricias
miércoles, febrero 16, 2011
No seas injusta con mi ignorancia de amor, mujer; enséñame a amarte, mujer; enseña a este ignorante tus dulces sutilezas, el arte de tus caricias, y el quehacer de tus besos.
Aquí me tienes sensible sólo a lo que viene de ti.
Viendo que los árboles me cerraban el camino decidí quedarme a vivir en el bosque.
Me obligaste a ocuparme de los largos ciclos del tiempo para incluirte.
No te hablo de nuestros anhelos ansiosos, ni del temblor que el amor nos produce, ni de aquella niebla que parece existir cuando nos amamos. No, no voy hablarte de amor; te escribo para decírtelo.
Si digo que recorro ríos invisibles y cataratas sin caída, dirán: ¡exagerado! Si digo que ríos invisibles me llevan hacia ti y que las cataratas eres tú, tal vez me crean.
Dicen los antiguos cuentos que algunos genios fueron encerrados en pozos que se comunicaban con el abismo.
Crimen de amor: Dícese del acto de desviar los corazones para robarlos.
Igual que las velas blancas del barco aparecen por el horizonte, aparecieron las pirámides por encima de los árboles salvajes del bosque.
Oigo en la lejanía tu añoranza,
mi amor.
He recorrido la distancia; y el tiempo
y los días
van en aumento
cada día, así como mi amor.
Así como mi amor
me hace escucharte.
Lloro por ti y por mi.
Grito por ti y por mi.
Me hago un nudo invisible en los pies
y lo desato.
Me hago un nudo en los pies
y lo aprieto más fuerte.
Y cojo la navaja a doble filo
y lo corto.
Y quiero correr; pero no debo.
Y tú lo sabes mi amor.
Es como si acabase de perder la vida; pero aún puedo tocar un cuerpo sufriendo.
Buzz
Aquellas cinco islas de tierra que se transformaron en rocas solitarias
domingo, febrero 13, 2011
Cuando el río con su arrogante caudal arrastra árboles y grandes piedras no cruces; para y descansa en esta orilla; mira tus piernas estiradas sobre la hierba. Sueña, mientras pasa el agua, con aquellas cinco islas de tierra que se transformaron en rocas solitarias.
El tiempo se va. Sí. Pero tú quedas a mi lado sin distancia.
Alguna vez fui furtivo de esa bestia escurridiza llamada tiempo.
Por todos lados se oyen tus pasos descalzos; pero hace tiempo que te has ido.
Estas noches de verano he echado tu vestido sobre mi cama con la esperanza de dormir al menos una noche.
Voy a construir un pasadizo secreto que me lleve hacia ti.
Puedo decir que el nacimiento de mi vida comienza en ti. Por ti conocí las primeras horas, las primeras bocanadas de aire, las primeras sonrisas. Descubrí en ti el tacto y los olores, la gravedad y el primer círculo. Me enseñaste el sustento de los brazos y el principio de las alas.
Conozco aves planeadoras que no conocen el tacto de la tierra ni la aspereza de la roca.
Se evapora mi cuerpo entre tus manos bajo el efecto sedante de tus largas caricias.
Si al tiempo pasado le diese por volver, yo saldría furioso en estampida hasta llegar al lugar donde él no pudiera alcanzarme.
Me fío tanto de ti que hasta tus mentiras me hacen sonreír.
De esas paredes que hablan en el metro, en los barrios cercanos al tren, en las casas abandonadas. De esas pinturas que son palabras.
Enfermas de esa lluvia fútil y huidiza que el viento llevó hacia tus piernas blancas. Veo como te precipitas en esa muerte clara. Vas segura en el adiós y bailas.
Tu amor pasa en cada beso como un fluido que viene de ti, como un alimento necesario. Así vivo: pendiente, con la boca levantada mirando al aire, con esa esperanza de ver el fondo de tus alas; cubierto de tu sombra, entre ala y cuerpo, protegido de vendavales rocosos, oculto a las miradas de águila, entre ramas trenzadas y secas, ignorante de esa hora del vuelo fatídico.
Envía tus frases de amor a Twitter, a Facebook, a Buzz, a Blogger; envíalas para que todos sepan de nuestro amor sorprendente.
¿Qué haces alrededor del pozo mirando la luna sobre sus aguas negras?
¿A dónde van los perros?, se pregunta un amigo mío. Los perros, estoy seguro, no van a los entierros. No hay nadie en el ataúd para darles de comer. Vi un perro un día alejarse de un cortejo fúnebre como si de la peste huyera. Vi en sus costillas crujir el hambre. Bajó el rabo, torció la cabeza para seguir mirando y corrió de lado para no ser pillado por detrás por descuido.
Buzz
Como en esta fiesta de amigos las gafas de sol tapan nuestros ojos traviesos
viernes, febrero 11, 2011
Como en esta fiesta de amigos las gafas de sol tapan nuestros ojos traviesos, seductores, coquetos, intensos, adorables, disfrutaremos del erotismo de las palabras.
No sólo calienta el sol; también dan calor las paredes vecinas.
Buzz
En una habitación de hotel, sin nombre, bajo un seudónimo como sábana
viernes, febrero 11, 2011
El pobre Iso murió desgarrado frente al callado río seco en una habitación de hotel, sin nombre, bajo un seudónimo como sábana.
Entrégate a la alegría del fabuloso amor que invento cada día para ti.
La anémona llora las heridas que sin querer hace.
Somos el reflejo de las manchas de las nubes, de los rincones de la tierra, de algunos amasijos de hierros, de las formas que crean los torbellinos.
Hay días en los que la soledad se enfría. Hay días en los que la soledad quema como el hielo. Hay días en los que no sale el sol en la habitación.
Que tus sueños se realicen cada día antes de que la huida del sol haga desaparecer el horizonte.
Buzz
De la novela en la que cada historia realiza todas las historias posibles
jueves, febrero 10, 2011
Conozco los textos sueltos de ese autor que concibió el libro como el laberinto de donde nadie consiguió salir.
De esos cantos rojos que suben desde las entrañas de la tierra subterránea, de esos aullidos vigorosos conservo el recuerdo, aquí, hoy, sobre las montañas frías y apagadas donde el horizonte me llama.
Cuando te sientes ausente vuelves tu cabeza invisible como por arte de magia; aparece una niebla sobre tus ojos verdes; vas y vienes suavemente por la casa como una presencia esfumada.
Cada noche te posas sobre mí cubierta de espinas; espinas de día que recogiste entre los rosales.
Me quedo con el aviso amenazante del sueño donde nuestro amor cae muerto; y tú mueres y yo muero. No me hables Destino en sueños que te temo y aborrezco puesto que has acertado muchas veces anunciando catástrofes que luego han llegado.
Bésame y no mires la imperfección de mis finos labios. Los tengo resecos y encogidos. Vuelve beso; vuelve antes de que mis labios desaparezcan.
Te busco por todas partes. Te veo por todas partes. Estás en cada esquina y en los portales. Estás sentada de espaldas en cada banco de los parques. Pareces chorro de las fuentes y pisadas sobre los chinos.
Buzz
Un día puede ser suficiente para saber que te he amado, amor repentino
martes, febrero 08, 2011
Saqué de tu amor fulgurante esta flor nueva, corta, y de reciente olor. De tu amor nuevo me vino un día; un día merecido e intenso cuyo aroma el recuerdo no puede olvidar. Un día puede ser suficiente para saber que te he amado, amor repentino.
Ahora que ya no tengo el recuerdo perdido me he dado cuenta que nunca me llamas por mi nombre.
Rodeaban tus brazos mi pecho y me besabas la nuca con esos besos de ternura que recorrían mi cabeza.
Me sorprende que millones de años reúnan sus elementos ahora en ti, reposen por un tiempo y en un nuevo estallido de vida prosigan tierra adentro.
Dicen de ti, mi amor, que tienes el corazón quebradizo como un juvenil cascarón.
Quedé sorprendido al ver que entre la multitud callada no había más que soledad; la soledad que cada uno portaba en sus silencios de mármol: ese que yace entre las palabras. Ese silencio de lo no dicho y de la vergüenza; a veces, del pudor.
¿De dónde vienen esas flores que produces bajo tierra? Si flor no eras ni tu afición te llevaba a los parques ni al seto de mi ventana.
Y si te digo que tengo las alas cansadas de tanto planear sobre tu cabellera. Si eres lago y no encuentro roca donde posar mis alas agotadas. Si eres agua profunda y mis patas se hunden. Y si te digo que tengo las alas usadas de tanto volar. Y si la vegetación me esconde y los juncos me molestan.
El odio no tiene dientes ni garras; no tiene emoción fulgurante ni bilis en sus venas. El odio no tiene límites en el espacio ni en el tiempo. El odio no tiene dientes ni garras porque es una lámina fina, vaporosa y expansiva; el odio no conoce barreras: se cuela por finas rendijas. Y lo que es peor: el odio es invisible.
Me pregunté siempre cómo iba a reconocerte la primera vez mi amor. Ahora sé que es como la primera vez que ves el mar: sabes que es ese, sabes que es ella, sabes que ha llegado el amor, sientes el deseo irrefrenable de entrar entre las olas, mojarte la cara con las manos, tumbarte sobre el agua, dejarte llevar flotando, sentir como tus pies se hunden en la arena mojada, mirar y volver a mirar el horizonte. Sabes que ese es, mi amor, el mar; igual que supe que tú eras mi amor.
Buzz
Conozco patios centrales de casas con enredos que sólo tienen una posible salida
lunes, febrero 07, 2011
Conozco patios centrales de casas con enredos que sólo tienen una posible salida. Si no te pierdes en sus numerosos pasillos la encontrarás girando siempre a la izquierda.
Vi desastres espantosos que el hombre no supo contener.
Me gustaría mirar al Sur y al Norte y que la redondez de la Tierra no me impida ver el sol de medianoche. Me gustaría verte en el día continuo sobre la gran llanura helada. Me gustaría ver como te sube la sangre y pegar mis pómulos a tus pómulos; y darte un beso de esquimal. Dormiríamos bajo la piel del oso con el sol perenne de fondo.
Leo bien en tus ojos ese amor ciego que tiembla en ti mi amor.
Las lluvias torrenciales provocarán varias horas de retraso de los amores que van llegando al bosque.
Buzz
En tu suave inocencia nunca viste la ingratitud en la expresión de los hombres
sábado, febrero 05, 2011
En tu suave inocencia nunca viste la ingratitud en la expresión de los hombres. Siempre excusabas la maldad con el pretexto de la ignorancia que se desconoce. Bondadosa; grande era la bondad con la me convencías. Grande es el consuelo que siento cada vez que oigo tus palabras.
Acabé pudriéndome en mi atormentado deseo de recuperar tu amor.
A cada corazón le responde el amor; siempre le contesta. ¿Qué pensabas que no iba a llegar? Siempre llego a mi hora, puntual y en serio. Ya te darás cuenta de lo serio que es este amor que te traigo para que sientas las vibraciones, el sinvivir y el entusiasmo. Algunos días me sentirás tan fuerte que resultará casi insoportable. Otros te deleitarás en el éxtasis. Ya me contarás, cada día, las maravillas del amor que te traigo.
Viejo mar, gracias por habernos dado las ballenas y los delfines; por darle a los vientos anchos campos para correr, y a las nubes espacios sin obstáculos. Gracias viejo mar por habernos despejado el horizonte.
No olvides grandioso mar que al principio sólo fuiste fina lluvia cayendo sobre las secas piedras. No olvides tu origen de piedra. No olvides tu nacimiento solitario que es el nacimiento más triste. No olvides que nadie creyó en ti, en tu futuro extenso, ni en la fuerza de tu vientre. Y como se desprecia a las charcas te miraron. No olvides que fuiste durante largo tiempo evaporado; y llorabas esperando los inviernos. No olvides, grandioso mar, que fuiste charca, lluvia y viento.
Eres, inmenso y hermoso mar, insensible; y el que traga insaciable los pasos de los hombres. Eres esa boca hambrienta de puentes; de esos puentes ambulantes que arañan tu lengua líquida. Tu eres el monstruo ocupado por otros monstruos; esos animales de fábula que habitan tu extraordinario cementerio marino. Eres la tumba de las civilizaciones presentes y antiguas. Eres la crueldad personificada en el desaliento. ¡Oh, mar extraño!, que algunos cantaron como se canta a lo desconocido, vuelve al silencio de la nube para que podamos rendir tributo a nuestros náufragos moribundos.
Buzz
Pero has olvidado que al oleaje lo sustentan cordilleras subterráneas
viernes, febrero 04, 2011
Te olvidé como a las tierras invisibles bajo la oscuridad oceánica. Ya sé que eres agua y libre. Yo vi como te mirabas en tu superficie; ¡y te veías tan bella en el espejo de los cielos! Pero has olvidado que al oleaje lo sustentan cordilleras subterráneas más grandiosas que aquellas hacia las cuales corres precipitada y te rompes.
Nos atraemos, nos repelemos, nos fusionamos y explotamos produciendo todos los fenómenos del amor; y nos reencontramos.
¿Por qué no estás aquí ahora conmigo? Me estoy convirtiendo en polvo con la esperanza de ser aspirado por la boca de tu lámpara mágica y así convertirme en el genio que satisfaga tus tres mil deseos.
Hoy te tengo en el recuerdo dormido: con esa existencia dudosa y fría. Me ha asaltado un miedo: como si no existieras. No sé si despertar los recuerdos o dejarlos ir.
He encontrado a la multitud sobre el puente; como si las aguas se hubiesen llevado algo bello y sorprendente. Pero no vi en sus caras alegría sino tristeza. Un miedo infundado me impidió mirar; y seguí andando para no pensar.
Buzz
Queda de nuestro amor las palabras que te dije rebotando en las paredes
jueves, febrero 03, 2011
Queda de nuestro amor las palabras que te dije rebotando en las paredes de nuestra habitación cambiada. Suenan suaves las palabras en la tela, vibrantes en la superficie de las puertas. Suenan las palabras como un yoyó que sube y baja del techo al suelo, de pared a pared. Me quedan los ecos y las sombras en mi cuarto encerrado. Duermo por ellos rodeado sobre la almohada quieta.
Ya has hecho amor de mi piel tu piel. Espera amor no te vayas hasta que mis huesos se hagan con tus huesos. Cuando la piel haya desaparecido seré tus huesos y me quedará el consuelo de tu presencia. Seré para siempre tus huesos; te querré con amor resistente a la partida; será nuestro amor unido cuidado por los hombres y las paredes.
Que seas, sin embargo, lo mejor que he conocido no hay duda pero me sorprendo. Crea en mí una gran extrañeza, un sentimiento de realidad incierta, una duda sobre este bello sueño. Que seas lo mejor que he conocido no hay duda ¿pero si me despierto?
Decididamente, hoy ya llevo marcados en la piel laberintos de caricias. Hoy ya, decididamente, huyo de la salida. Hoy ya me quedaré en el laberinto de mi piel.
Que me consueles te pido entre las grietas de la pena.
Tienes el aire de un día nuevo; nueva la sonrisa y la piel recobrada. Tienes el aire de este día que amanece. Tienes cara de amar y manos hambrientas de tacto.
Saquemos el mejor partido a la vida; a ese vida llena de fuera de juego. Corramos sobre esa hierba verde que aunque pisoteada es hierba verde. Tiremos a puerta o a las esquinas. Volvamos a jugar el balón de la vida.
¿Crees que emprendí nuestro camino para recorrerlo solo? Crees que soy un insensato y vivo sin ti. Crees que no he visto el aquí me quedo: aquí me quedo contigo, en este lugar, en este nuestro tiempo; entre tus manos me quedo.
Hazme ver con tu claridad lo que tus besos enturbian. Dame tus ojos; coge mis manos; anda a mi lado. ¿No ves que estoy perdido?
Que no cese el vuelo, el vuelo de los amores vigorosos. Que no cese la pasión escondida entre los cuerpos. Que no cese esa guerra contra los límites materiales. Que el amor se fusione entre tú y yo y en nuestros cuerpos ambos.
¿Después de habernos amado así te levantas y quieres irte? Quédate aquí a mi lado un poco más pero no ausente.
Por alguna razón me obligó tu amor a quererte. No sé porqué te amo; pero sé que te amo y este es un verdadero amor.
Pero lo retuve; retuve tu beso alrededor de mis labios flotando entre sus esquinas, recorriendo sus bordes ondulados; esos mismos que te han buscado siempre en otros labios.
De ese largo devenir, entre naufragio y naufragio, nos contamos las pérdidas sufridas por ambos bandos; hacemos las paces con gestos de piratas, desconfiados, nerviosos, temblorosos, con gestos tensos, protegiendo nuestras espaldas ante la próxima batalla, que vendrá, por cierto, después de nuestros besos; porque tenemos la espada ágil y nerviosa, inquieta y alegre para las batallas, el corazón intranquilo de aventureros y un terrible miedo a la soledad del mar.