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Una fila de sombras de elefantes salen de África buscando agua.
Si consiguen cruzar el mar puede ser que la encuentren en cualquier fuente.
Después de probarla no creo que la olviden.
¿Volverán?
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porque prisionera, la vista tiene a los objetos como frontera
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acuérdate de mi; díme la verdad de tu recuerdo.
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lo que te pregunto debe ser para ti muy sencillo ¿me amas o sólo me quieres?
¿me amas a mí o me quieres para ti?
la pregunta es simple; respóndeme simple.
Mi amor.
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Ayer se me desataron las amarras de mi permanente estoicismo.
Pero no fue grave; volví a mi casi estado natural en segundos.
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Eclipse total es cuando desaparecen la luna, el sol y por supuesto, tú.
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Cuando andas ¿qué decir de cuando andas?
Cuando andas tú, sólo andas tú así con tu andar, con tus pasos ágiles, firmes, fuertes.
Andas tú y sólo tú andas así; aunque algunos dicen que te pareces...
Que te comparen me ofende.
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Ese pájaro se apoyó con una pata en aquella rama.
Vibró por un segundo todo.
Y viendo aquel insecto
se fue tras él.
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dicen que hay eclipses
yo no creo en los eclipses
¿cómo voy a creer en los eclipses?
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no atenúes por compasión, amiga, mi dolor con el que aprendí a vivir silenciosamente;
puesto que sin él ya no sabría vivir.
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Saliste encendida de pasión como si todo el fervor se hubiese concentrado en tu cuerpo.
Nunca te había visto así. Ahora sabía de la insuficiencia de algunas de mis emociones.
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El verdadero cortafuegos para tu pasión incendiaría se secó de tanta espera.
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aderecé tu cama todas las noches con hierbas diversas con la inútil esperanza de que germinara tu deseo.
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Te metiste en una botella sobre el perfil de tu ventana.
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tu debiste conocer antes el amor para poder enseñarme a amar
o ya naciste sabiendo lo que es el amor.
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no me lamento del amor que me diste
no me lamento de tu belleza indefinida
no me lamento de haber escuchado tus palabras
me lamento de tu secreto.
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si posible fuera posible nuestro amor
si todos los que con su incomprensión lo impiden
no habría otra aventura más grande que esta.
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Me llevaste más allá del desastre; ya no es necesario que ayudes más a mi destino.
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Caprichosos sueños, ¿por qué unas veces nos regaláis los oídos y otras nos traéis pesadillas de carbón?
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En la cena llega el momento de verte con pausa.
Te quitas la calle de encima,
pareces como cuando volvías del colegio a casa de tus padres,
jovial, contenta de estar allí,
y te ibas rápido a tu cuarto para hablar con tu mundo
de muñecas, posters y sueños futuros ya realizados.
Temo preguntarte si lo conseguiste.
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Nuestras conversaciones cruzadas sin saberlo dicen mejor lo que pensamos porque creemos que estamos solos.
Serán conversaciones cruzadas, pero no invisibles.
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Mezclaré mis sueños con otros sueños para protegerlos de la realidad.
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Si dudo de tus palabras, siento pena porque me gustaría que fueran verdaderas.
He decidido que voy a vivir como si así fueran.
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maquillando un viaje de aquel agosto me encontré la marca de mis torpezas.
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Se me olvidó la rubia dulce vida de redondos ventanales.
Se me olvidó las campanas de las torres de Praga.
¿Quién me dijo que Praga era pequeña?
Claro está que no somos expertos en territorios,
ni expertos en la piel que recorre tu espalda.
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sueño de marina de olas espesas sostenían nuestros cuerpos.
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Eres como el punto; imposible llegar a ti.
Pura imposibilidad.
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Fuimos a ver los remolinos de arena sobre tu cuerpo.
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Me gusta tu amargura desconsolada.
Tengo ganas de limpiar tu cara donde he visto alguna vez la esperanza, mujer.
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¿Por qué tengo que ir más rápido que la luz para viajar hasta el lejano infinito?
Si el infinito está aquí en el justo lugar donde me encuentro.
Y allí no estás tú.
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Curioso, lo primero que hago al despertar es tocarme la cabeza para asegurarme de no haberla perdido durante uno de mis sueños.
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Con educada indiferencia el mundo ignora mi queja impotente.
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Dicen los niños que las aves son las primeras en despertarse porque sus nidos no tienen ventanas.
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Te fuiste a la playa oscura donde pronto te acompañó la luna.
Nadie sabía donde estabas.
Todo el ruido de la noche tapaba los gritos.
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leo siempre con una sonrisa, menos cuando los ojos amenazan con salirse de sus órbitas.
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Cruzas un trozo de mar hacía una isla no muy cercana, pues desde tierra no la ves, en busca de la primera noticia que te puedan dar de él.
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Él anda en su deriva sin saber que tú lo estás buscando, creyendo que lo has olvidado pues por desaparecido lo das.
Tú esperas su retorno, él espera volver. Ambos creéis que el abandono ha ganado con el incesante paso del tiempo.
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sin margen para el amor.
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Porque somos del tamaño de lo que soñamos
Se puede amar con versos llenos de amor, con la mirada, con el susurro, con el suave calor.
¿Y cuando te digo palabras de humor también te amo?
Incluso cuando te hablo del tiempo o de si va llover también te amo.
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tuve que rodear tu cabo invisible para llegar a ti.
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escribo esto aquí porque el papel arde.
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Si me preguntara ¿por qué la noche es negra?
no tendría respuesta.
No conozco noches negras.
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El dolor se siente dentro del pecho hasta que no se puede más y nos lleva a buscar una salida, cualquier salida, que permita dejar de sentir.
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una persona consolada agradece el malestar suprimido con una tímida sonrisa que tú no ves.
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De casualidad abrí el libro que tu escribiste. Sin este simple gesto mi vida no hubiese cambiado.
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Que te fueras, me destrozó como le ocurriría a todo enamorado.
Pero que te fueras indiferente, me hizo que sintiera el deseo de llorar.
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esta noche me siento minúsculo bajo las sombras de gigantes.
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Todos pedimos amor. Hasta el que dice que no cree en el amor.
Hasta el que acaba de perderlo estrellado contra el suelo en minúsculos invisibles cristales de bombilla.
Sólo sabemos que siguen estando ahí cuando descalzos nuestros pies los pisan y duelen; ¡que si duelen!
En la carne se quedarán clavados hasta que el amor los cure; no conozco otro remedio.
Porque el amor sería la mejor medicina si supiéramos que siempre lo estamos buscando.
Irremediablemente el amor me hace llorar.
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No entiendo por qué le tenemos manía a la ironía;
si hasta el destino hace malabares con ella cada día.
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¡Vaya pretensión que tengo!
Pretendo ser arquitecto con dos cartones;
uno para protegerme del suelo
y otro para protegerme del cielo.
Y como distracción, los libros que me encuentro.
Eso fue lo que me dijo un señor tumbado en un rincón de la calle.
Seguidamente, me fui sin saber que contestar.
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porque tu inclinación es natural
(que no es lo mismo que tu natural inclinación)
de tu cara cuando te gustaba algo
de tu pié izquierdo cuando dudabas
de tu mano al saludar a un desconocido.
de ti; toda tú inclinada leve.
Ahora que me digan qué encanto se desprende
de tu inclinación natural.
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pequeño diario de un anónimo evocador.
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Fueron de éxtasis en éxtasis,
delirantes nocturnos, sonámbulos matutinos,
en huecos de buhardilla perdida con olor a absenta y opio
depositaron sus éxtasis.
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Te enciendes repentinamente para verlo todo con tus ojos ávidos de sombras.
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Estuviste no sé cuantos años quieta, fija, plantada, en la misma habitación;
hubiese alguien o nadie pendiente de ti.
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Sobre ti reposo mis brazos abatidos de tantos gestos inútiles.
Tras un breve escarmiento descansan para volver a batirse con el viento.
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corrosivamente fuiste gastando mi piel interna hasta dejarme fuera de mí.
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Si un río para ti te parece un océano,
¿qué serán los mares cuando a su borde llegues?
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Conozco una lágrima inesperada.
Muda enemiga de ti.
En un rincón apareces perdida, desorientada,
avergonzada de tu belleza.
...cosa más bella e increíble que tú, lágrima.
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Se puso malo. Creyó que era un malestar de los que tiene uno cuando está vivo.
Ignoraba que le quedaba algo menos que un día completo.
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Tres vidas te debo si pudiera regalar vidas.
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Me prohibiste el paso con una rotunda señal.
No dijiste no.
Sonreías.
Pero yo supe que por ahí no me dejarías pasar.
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Las horas extinguidas, desfallecidas, malogradas.
Las tullidas horas extinguidas que no consigo perdonarme.
Perdónenme, insensato soy.
Si os tranquiliza, mis enemigas, al trabajo de las horas vivo sentenciado.
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Una ventana de papel daba a un patio de letras al revés.
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No seas demasiado severa conmigo.
Tengo multitud de defectos insoportables.
Yo los llevo bien naturalmente.
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Tu pequeña vida te pesa tres veces tu cuerpo.
Caminas indiferente bajo las sombras de los gigantes.
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Buscaba mis sentimientos para ti.
¡Qué tonto soy! Si los sentimientos no entienden de artificios ni de disfraces.
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Ella me deja pasar a través de su marco vacío
o me cierra cualquier acceso a su habitación
donde se encontraba refugiada de su vida desesperada.
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Huesos sin vigor ¿para qué os necesito?
si ella no me quiere por mis huesos
que aún siendo muchos
dice ella que valen poco.
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La elíptica órbita de tus ojos no se atreve a alejarse de tu mirada
ya que en las curvas más alejadas atisba el profundo y vasto vacío que le espera.
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Tú si que eres toda una metáfora de amor.
Si alguien se cree tu dueño que te reclame.
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Bajo la resaca de tu amor todos los días.
Tu resaca de amor es mía como tu amor tuyo
además de quien tu quieras dárselo.
No pretendo ser dueño de tu amor.
Tu amor no soporta rejas, ni candados, y, aún menos, cajas fuertes de seguridad.
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Parece que en la vida todo llega a cuentagotas.
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Sólo pienso en ti, me parece insuficiente para expresar lo concentrado de mi único pensamiento.
Me es absolutamente imposible pensar exclusivamente en ti; porque
pienso en todos los lugares en que estuvimos,
en todas las formas en que nos abrazamos (enlazados)
en todos los lugares que recorrieron la palma de nuestras manos,
en mis dedos recorriendo suavemente el borde de tus labios,
los suaves besos en la curva de tus mejillas,
los que tú me dabas en los párpados,
el borde de mi nariz rozando los círculos interminables de tus orejas,
mi cara recorriendo tu melena,
o cuando, con un gesto, te ponía bien tus cejas,
los pliegues de tu ropa, los botones torcidos,
tus piernas cruzadas, y me rozabas, me rozabas,
tus hombros desnudos en verano dentro de mi mano,
y aquel lugar donde empieza tu pecho y tu espalda,
desde ahí, a veces, recorría hasta la yemas de tus manos
como un punto y final con el choque de la punta de nuestros dedos.
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Parece como si ella quisiera vivir todo el amor que le doy pero no conmigo.
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Ya no se reconoce nada, no entre tus tinieblas, sino de tanta luz que se desprende.
Esto puede ser aplicado a ti, a las ideas, a las ciudades;
porque me deslumbras, porque me confunden, porque no me dejan ver la noche.
Ya ves, ya no se reconoce nada entre tanta luz.
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¿Cuantos papeles rotos caen cada noche sobre la boca de la papelera?
¿Cuantas bellas palabras se perdieron con ese orgulloso gesto?
Puede que a ti no te gusten; puede ser que a mí si me gusten. Y me las has quitado egoísta.
Por favor, vende tu papelera.
Titula esas palabras "Palabras de papelera", si quieres que se sepa que a ti no te gustan.
Pero por favor vende tu papelera.
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Les espera un longevo árbol en cuyas raíces guardasteis vuestra memoria;
aunque tendréis que cavar para recuperarla.
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Caes en mí como la última gota de agua. Simple, sola, insuficiente;
pero caes en un punto de mi lengua seca, acartonada, insensible ya.
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Te filtraste entre los granos de mi piel refrescando mi endurecida epidermis.
Te fuiste después por todo mi cuerpo buscando un lugar para quedarte.
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Entre cuatro árboles, en una hierba natural, tomabas la sombra bajo tu sombrero claro como si la vida se hubiese parado en ese momento.
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Tan bella eres que todos te contemplan con asombro; más mi asombro, hacen de tu llegada un espectáculo.
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14 julio 2010
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Las yemas de mis dedos se pulieron como piedras al roce esporádico de tu piel.
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14 julio 2010
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A través de veraniegas sandalias aparecían los dedos de tus pies,
finos y ligeros, como si fueran siempre a empezar a correr.
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15 julio 2010
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De esos dedos que un día me tocaron he guardado leves recuerdos en mi piel.
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15 julio 2010
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A ciegas fue mi constante estar.
A ciegas pasaste por mi vida. Lo cotidiano me cegaba.
A ciegas seguí después.
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Salté a bote pronto sobre el amor que pasaba junto a mí sin que ni siquiera se percatarse de mi existencia.
Por supuesto, acabé humillado en suelo. El amor no entiende más que de suavidades.
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Al ritmo de tu música sí que he bailado siempre muchas noches enteras
y días después empujado por la resaca de tus caderas.
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Tus huesos, tu piel sentados en una pequeña silla,
en un largo pasillo, entre muchos buenos días.
Pensabas en el poco tiempo que te quedaba para recordar tus minúsculos
recuerdos de la infancia.
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Incapaz de moderar tus impulsos te apoderas de la luz de la tarde;
incluso de la leve luz de las tardes de otoño.
de la brisa que se levante,
o de la humedad,
de la hoja que cae,
del silbido del aire.
Y me dices: Escucha, escucha. ¿No lo oyes?
No lo oigo pero me pongo a escuchar por ti.
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¿Acaso hemos presenciado alguna vez la paradójica situación en la que hemos visto como algunos son más fieles a las ideas que a sus amigos?
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Y hallaron en la colina del mar aquel joven mirando.
¿Volverá del otro lado?
Me quedaré esperando.
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Resultaría imposible decir nada si en cada frase tuviésemos que explicar el origen de cada idea.
Tengo entendido que ni los mejores diccionarios lo hacen.
Ahora, si queremos matar la palabra...
En el hospital pasaste una sóla noche
y juro que no amanecerá jamás sin que estés a mi lado.
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