Me escribías como se escribe en la arena, con cariño pero sabiendo que era un asunto de olas. Es decir, garabatos que se lleva la niebla. Le echabas de comer a las palomas sabiendo que no eran eternas. Por eso me amabas con tiento, nobleza y sin asperezas. Me escribías como se escribe en la arena, con cariño pero sabiendo que era un...