En tus remolinos. En tu continuo canto. Al borde de ti, de mí. Al borde del agua bebida. Corre, por acá, por allá, ofrecida. Rodeas las curvas de las piedras en tu fluidez innata. Y brincas, chapoteas, jugando con el escurridizo juvenil aire hasta que pierdes la orientación de los caminos. Vuelves palpando con tus manos de agua los frágiles tallos quienes parecen...