No conocíamos la historia de los pasos. Ni a veces, ni no a veces. Ni cuantas se pusieron de rodillas ante la miseria de la culpa. Se pusieron de rodillas aunque no quedaron rastros en lábil recuerdo. Actos repetidos, ya sabes, de la historia. Todo nos enseñaba el fin de la vida, de la felicidad de estar bajo el radiante sol, del bienestar...