Del clima. Del umbral y del amor del cuerpo. Era nuestra soledad viviente y sola, orgullosa, fiera y arrebatada. Consumía advertido aire; a veces, dolor: cuestión de clima y refugio. Echábase a soñar como si la tarde estuviese sola. Más allá olía a horizonte. Más acá, a hierba perdida en un rincón de la amplia llanura. Estaba ella con labios de aspereza. Con...