Intermezzo. En los cuerpos lejanos se desintegra. Dos relámpagos de ojos. Dos caídas de bocas. Ahogándonos en la saliva rezábamos para quedarnos ahí en modo infinito, en modo de ti, de mí. Torre perfecta del aire, perfecto olvido. Descarriado ya lo que anda por la cabeza. Moviéndose como golpes de tortura, donde se oye los inmensos golpes de mar gruesa. Y nuestras manos,...