Me apareces cuando asomas la mirada ocupando todo el espacio. Estaban frescas aún tus pinturas, por el suelo, en las paredes y por el suelo. Tuve que subir la respiración para poder andar un poco, volver a mirar, sostenerme, no bascular y caer. Sonreíste como la que llena las telas. Te acercaste. Levantaste la planta de los pies para indicarme aquel cuadro. Aquel....