Temo cada vez perderte, cada mañana, cada vez que tus ojos preparas. Cada nuevo día toma camino cualquiera, serio como un espectro, desesperado como un libro, aireado y seco. De la corrupta noche, corrupto encuentro con tu boca, con esa palabra tatuaje.
Ya es tarde; lo sé. Se cierra la Tierra acorralada por las aguas, por la diosa de río. Antes de tu cuerpo tenía ojos predispuestos a la espera. En nuestros encuentros distantes me viene negra... Es lento el tiempo del fin del continente.
Corren tiranas las dudas. El cielo entero como agua y los animales cierran los ojos, y los pelos y las orejas se sacuden, mas allá de los ojos como velas. Se entreabren, ni un ruido, solo un trueno extendiéndose sobre las gotas.
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