Vamos en la alegría de amarnos. Sin callar y alegres nos conocemos. Sin duda se bebe el dulzor de tu boca. Me arrancas suspiros. No lágrimas, sí suspiros, nos palpan. Dentro, nos palpa; y allí anduve. Anduve contigo invisibles entre multitudes. No confundidos de amor. De amor frecuentes; árboles frecuentes; germinando en el verdor. Advertidos de la confusión de los que no aman.
Aparecían tormentas en cada esperanza. A cada mujer, hombre, que estaban en la espera del haber sido. Porque éramos nuestras bocas: la tuya yo, la mía tú, así de fácil, pero no sin conflicto. Pero no calla ni a boca cerrada pues alegre boca se siente. Se siente luego existe por muchos argumentos en contra que la pura racionalidad, pura mente sin cuerpo que en mundo aparte dice existir pues piensa. Se dice siente pues cuerpo no calla, en su voracidad no calla, ni de engullir cesa pues, como parte de especie, a su función respeta. Hállase pues, en el circuito, inmerso en el recorrido de la materia de la tierra a la tierra pasando por el cortocircuito en serie, nómada, creador de inmensos depósitos.
En cada mirada de espejo. Espectadora espectador. Instante tras instante. De la luz, coherente sistema. Cada cual con el otro, mirada. Trozo de mirada, a veces. Trozo de entrega. A besos de labios, entrega. Esos dolidos labios. A suspiros, a besos. En el temblor de la espera. Y si nuestro suspirar alimenta el variable corazón cuando va tomando vuelo. Vuelo al estilo del aire, al estilo de las tormentas.
Y ese cuerpo YO replicante. De reflejos, yo. Se siente, y delante se siente; y por todas partes. Se repite, se repite inscribiéndose. En el espejo inscribiéndose. En los reflejos, inscribiéndose. Tomando reflejos densidad, forma y consistencia. Se hace la luz invisible. Luz una. En todas partes omniluminosa. Luz público de todo acontecer, de los edificios y sus sombras, del vuelo, del silencioso vuelo. De la mirada, vuelo. Luz esquizo en su gama de colores. Agitada y vibrante, alterada. Allí, vibrando en cada trozo de materia.
De ese cuerpo espejeante, belle piel, refleja, actúa y siente, y ama, y ecosea igual igual igual a sí mismo y a ti y allí donde todo nos junta, nos replica, en corazón resuena, y ama y rabia de rabioso amor que hace públicas las miradas y los besos y tus pies y mis pies sin sentada andan de unísono camino, espectadores de los árboles, los verdes campos, su marcas, sus caminitos de juegos, que van por allí por donde iba la inocente infancia.
PRIMER CORO (Coros de los espejos.): Varía corazón; variaciones. Tú eres luego haber sido. Ese tú-yo cuando hablas de ti amándote. Son esas las tormentas de la esperanza. Cuando por si tu boca mi boca, la nuestra, dos y una, exterior e interior. Si mi boca oh calla! Y duele y canta, se desconoce: no sabe qué llorar porque llorar fue prohibido en el último siglo.
SEGUNDO CORO (Público de los espejos.): No me prohíbe nadie, ni me hace, determina o condiciona, ni me influye en el decir: inmune a la palabra, al discurso del otro, que ronda y ronda en una interminable e infernal ronda devorando, con sus múltiples bocas, la mente de los recién nacidos.
PRIMER CORO (Coros de los espejos.) Se ven los múltiples espejos del escenario como múltiples ojos reflejando cada una de las imágenes de cada personaje del público. Suenan los tambores del narcisismo. Unos sentados o de pie, o amainados o agitados. Cada espectador se ve en cada trozo de espejo. La imagen esquizo se ve en múltiples espejos según el instante vivencial. Otros ven en todos los espejos un coherente sistema escópico donde al final encuentra sentido el enigma.
SEGUNDO CORO (Público de los espejos.) Con ese cuerpo espejo: un cuerpo cuya piel es un espejo que actúa con sus miembros como lo que refleja del cuerpo del otro. Con un yo espejo que siente y actúa como lo que de cada uno de los otros refleja cada vez que se pone en el campo visual. Un yo espejo que repite como ECO los discursos completos del otro creyendo que son los del propio yo.
PRIMER CORO (Coros de los espejos. Imágenes múltiples semejantes que hablan en lo imaginario en cada uno de los espejos del coro. Con ese cuerpo totalmente espejo (piel de espejo) que actúa con sus miembros y con sus mecanismos sensoriales (Estos totalmente independientes los unos de los otros, sin interacción.) según el reflejo que procede de los otros, instantáneamente y en ausencia de cualquier grado de conciencia yoica. Un YO espejo que repite como ECO (pero con cuerpo recuperado y unificado a través de los espejos) los discursos completos del otro creyendo que son los propios. Espejos con profundidad o espesor blando por donde transitan las imágenes hasta quedarse como el fondo del lago de los espejos.) :
SEGUNDO CORO (Niños tirando piedras porque no se reconocen en los espejos.) :