Entretanto, tanto y tanto tiempo. Qué fue de aquel tiempo de guerra, demasiado conocido en su pulso. Un baile de muertos a cámara lenta. Un flujo de sangre sobre la tierra. Qué fue de su alma, su vida, su casa. Dónde quedó el amor que los recordaba. Quedó en el horror de los ojos, en los congelados labios, dentro de la violencia. Ya...
Mientras hablo con tus manos, como si estuviera leyendo, me estaba esperando tu boca. Frotas en el fondo a mi piel. He encontrado para tu nombre un forma de llamarlo. Cogí para tu vestido colores mojados con el frío de la noche. Ya sabes que me encantan tus labios, con o sin palabras. Ya sabes que esperábamos las noches como fresas que maduran...
La sombra infiel deshonesta. Las manos del que hace reír. Su quehacer. Sus insomnios. Mientras gasta su boca ocultando las palabras. Manoseando al qué dirán. Mimando el olvido de mentes ajenas. Como si estuviera leyendo en las fétidas aguas de sus almas. En sus libros, nunca abiertos, se pudren las palabras; las letras se degradan, pierden, desgastándose poco a poco, el sentido. Ya...
Eso mismo estábamos pensando. Visto y no visto tu sonrisa. Como si estuviésemos alerta. Sin sombra. En la razón sin sombra. Alertas. Fuertes y alertas. Convencidos. Atrevidos. Fanáticos. ¿Quién nos podía escribir? Así, dichos, descritos, subrayados. ¿Cómo íbamos a escapar a la fuerza de la letra, a su basura, al triturado? Ya casi éramos papel carbono, fuerte negatividad de la ceniza. Y si...
Próximo verano, talvez. Sea la hora de salir de esa sombra que nos apaga. No responde. No responde al camino. Tal vez cansado. Colocado con el infierno de la desesperación. Es su estado fuerte. Es su guerra. Es hacernos mártires por la fuerza de la razón. Allí, los pies quemados. Allí, todo el mundo se arrepiente; pero ya es tarde, demasiado tarde. Parecen...
De ese movimiento. Tu piel. Delgado deseo que se filtra. Aroma de hambre. Sí, silencio. Sí, cuidado malicioso. Otro tiempo; su cadencia. Una pared lejana. Lluvia todavía. Y si se hace destino o invierno. Sin duda sería como para pensarlo. Ya nadie se arrepiente. Todo se ha desgastado. Ya nadie recoge al amor en sus brazos. Tal vez sea invierno. Ese invierno de...
Alabo tu voz, nido lejano. Dos voces blancas. Dos noches de sauces. Flor de la caricia, momento. Relámpago e instante. Viento. No veíamos los ojos empujados por el desatino. No veíamos la piel bajo nuestras manos, delgados movimientos desconocidos. El silencio, el silencio, nos invadía el silencio, por más que nos miráramos. Delgados recuerdos que arrastran aromas, deseos, cuidados, malicioso tiempo. Alabo tu...
Estalló en mil sombras. Sagradas. Tiempo vestido de algo. Rareza, incomprensible rareza. Dulce mezcla de nada. Había voces como gritos, plantas, manos, manos marchitas, plantas que crecen despacio. Un jardín. Un jardín verde, lento, raíces transparentes, ciegas en la oscuridad de la tierra. Estalló en mil sombras. Sagradas. Tiempo vestido de algo. Rareza, incomprensible rareza. Dulce mezcla de nada. Había voces como gritos,...
Con esos besos densos que me amabas. Manos de alma. Flor de oficio. Crecían las horas como lirios cantores. Extras; de notas extras, blancas como el jugo de los ojos. Jugaban a labios entrelazados, sonrientes como colinas. Capturábamos sedientos la lluvia, amaneceres. Largos días dulces con sus rarezas. Sagrados, inconscientes, tumultuosos como las horas. Con esos besos densos que me amabas. Manos...
Vienes siempre con tus cabellos mordientes de victorias. Se derretían hasta los blancos de los ojos. Chorreaba por la espalda la lentitud y el temblor de tu piel; así, como un profundo deseo silencioso y terrible que brotaba también de tus apacibles manos. Recorrías el cuerpo como el que tiene maravilla bajo los ojos. Silencioso ciclón que otro mundo despertaba. Te miraba con...
Para ti. Con error. Para ti te tengo. Porque a veces me fui con desesperanza. Para ti. Para mí. Hablarte de oscuros sueños. Recoge ahora tu pelo, hermosos cabellos a la mirada. Ya viene el sopor con el veneno de las avispas. Movían sus muslos ante nuevos viajes, ebrios locos de la victoria. Mordiente borrachera de tu perfume y olor,...
Fecunda fruta tu fiesta. Sola y desnuda. Despampanante. Planta planeta de los extremos. No fue fácil para ti salir a la vida. Crecer. Tomar apariencia, de realidad apariencia, sobre todas las cosas. Necesitabas maneras, buenas maneras, confusión ausente, limpia de error oscuro de la maledicencia. Fue necesario tiempo, mucho tiempo, tanto tiempo como necesita el crecer desde las sombras. Fecunda fruta tu fiesta....
Teníamos en los cuentos personalidad. Nos conocimos en la sombra de un verano mientras un rumor a flores surgía entre los campos. Cuerpos de amor a agua salada, fecundos como las mariposas en la multitud maravillosa de sus colores. Desnudas campanas rociaban sonrisas sobre los pétalos. La luz se paraba sobre las blancas fachadas. Se abrían los postigos de madera de...
Con este amor errante todo corazón toma la noche mirándome, me quema, como quema la noche la estrella. Silencio, silencio, poblado silencio, lleva lejos la sordera. Pequeños trozos de equinoccio encuentran en tus labios melancolía, un viaje sin aire, momentos colgantes sobre ríos de profunda arena. Vino luego la sombra del eclipse, fecunda y mordaz, a fecundar la matriz de la...
Y los sueños te hacen vivir. Era antes un crepúsculo, una decadencia gigante, una perfecta avalancha de blancas palabras. No temas amor, no temas. Ya se fueron las amenazas, errantes huesos herejes. Y los sueños te hacen vivir. Era antes un crepúsculo, una decadencia gigante, una perfecta avalancha de blancas palabras. No temas amor, no temas. Ya se fueron...
A partir de tu pecho salen de gemidos como mar; se comen la quietud donde estaba. Dan vueltas entre tinieblas, a veces rotas, espesas a veces. Fuimos nativos alucinantes del reino de las sensaciones de aquellas largas noches. Era guarida tu fortaleza; tu boca un despliegue; tu sabor, magia. Empujaba el amor como los ciclos prehistóricos. A partir de tu pecho...
Y esperas. Te espero. Como dulzura tersa. Era hora de esperar. Extasiada hora de la ruptura del silencio. En tu piel estalla. Te beso. Me besas. En la explosión del pecho. Quietud. Llamada. Dando vueltas tiemblas. En el gemido de los pedazos. En el ser de las vueltas. Allí donde el amor comía en las tinieblas. Y esperas. Te espero. Como dulzura tersa....