Y nos hallaban. Y nos hallaban. ¿No los oyes? Se están alejando. Ya no se hallan en movimiento perpetuo como los amores cautivos, esos de tiempos lejanos, llamados medievales. Ya no es sospecho amarse, ni hilar los telares, ni hacer ánforas de tierra. Nos pusimos a buscar el alma, su historia, su mundo. A pesar de todo seguíamos en exceso. Hasta la saciedad....