¿De quién es este aire que respiro? No lo reconozco. Ni siquiera los suspiros. ¿De dónde vienen? ¿Dónde están? No los percibo. Y duelen. ¡Ya verás si duelen! Son grietas que a sí mismas con dolor se cortan. ¡Insensato! ¿Por qué? Si ya hay dolor hasta en el aire, por qué doblarlo con más dolor añejo? Dolor del de antes; del que se esconde en las cuevas de la piel. Esconde su rostro mientras araña, rasga, muerde y muerde con el afán de la gran fiereza ciega de la ancestral culpa.