Y de repente tu nombre remitía. Se hizo entonces de tu luz el lugar exacto, el lugar exacto de tu rostro. A tus labios la soledad le venía larga. A tu lengua le vino una sombra. A tu mirada suelta no le respondía nada. Y por creer en ti, en el amor y en tu silencio, aquí espero con las alas húmedas de...