Se queda tu voz descolorida al verla circulando excedente en el cuarto de los nidos. Me habita en su resplandor girando. Cuanto más me acerco y veo tu voz como mi esperanza, más guía mía eres, más grave y larga, más eternas nieves. Porque caerán las risas y los llantos, la piel y la pena; caerán los vanos claros del tiempo, frecuentes, dudosos...